En su carta semanal titulada “Apariciones de la Virgen”, el Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, denunció la “grave ofensa que se está produciendo contra las mujeres, madres, y esposas” y afirmó que “la violencia llamada de ‘género’ es absolutamente rechazable y debe ser erradicada”.
Con motivo de la fiesta de la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia, que se celebrará este domingo, el Prelado explicó que la discriminación contra la mujer es “un gravísimo pecado contra la familia y contra la mujer misma que se encuentra, demasiadas veces, desamparada en el siglo XXI”.
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El Arzobispo invitó “a las comunidades parroquiales, a los movimientos cristianos y a todos los católicos a que presten una especial atención y ayuda, desde las instituciones y ONG’s de la Iglesia, para atender a las mujeres que sufren el desamparo”.
“La Iglesia en Valencia debe estar a la altura de nuestro tiempo, dispuesta a socorrer a quien sufre y hoy las mujeres están sufriendo una violencia mortal que resulta absolutamente injustificable”, agregó el Prelado.
Mons. García-Gasco resaltó que “la venerable advocación de Mare de Déu dels Desamparats, con la que muchos nos dirigimos cada día a la Virgen, nos recuerda la existencia de muchos marginados, olvidados, desamparados en nuestra sociedad del ‘bienestar’”; y añadió que “si la veneración a la Mare de Déu nos lleva a la oración, nuestra oración nos debe conducir a la acción”.
El nombre de la Virgen de los Desamparados –continuó– “nos evoca permanentemente la existencia de personas en el mundo, a nuestro alrededor, que precisan ayuda y es ahí donde Ella se aparece cada día”.
“Desamparo es soledad, es no tener quien quiera escucharnos o tendernos una mano, quien esté dispuesto a ofrecernos apoyo psicológico, físico o económico”, explicó el Arzobispo.
Asimismo, el Prelado exhortó a ver a la Virgen en estas personas porque las “apariciones de la Virgen aprobadas por la Iglesia u otros hechos extraordinarios son excepcionales y no debemos buscarlos atraídos por el interés que suscitan”.
Mons. García-Gasco concluyó su mensaje recordando que esas apariciones, en Lourdes y Fátima, “ocupan un lugar preciso en el desarrollo de la vida de la Iglesia del siglo XX, nos muestran que Dios sigue hablando a los hombres y mujeres de hoy y manifiestan el papel que María desarrolla en la historia de la salvación”; sin embargo, “ninguna aparición es indispensable para la fe”.
A la Virgen “la podemos encontrar y reconocer en los hombres y mujeres desamparados”, concluyó.