Este miércoles 22 de junio, el Papa Francisco presidió la Audiencia General ante miles de fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro, donde defendió que la relación con Jesús debe ser "tierna, pero no simple, directa, fuerte, libre y abierta".
Reflexionando acerca del Evangelio de Juan (21,15-23), el Papa Francisco continuó con su catequesis sobre la vejez e invitó a los fieles a preguntarse cómo es su relación con Jesús.
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Aseguró que esta relación debe ser directa, franca, real y no "azucarada", ya que esto "nos aleja del verdadero Jesús, e incluso se convierte en ocasión para un camino de fe muy abstracto, muy autorreferencial, muy mundano".
A continuación, el Papa Francisco explicó que el coloquio entre Jesús y Pedro "contiene una enseñanza valiosa para todos los creyentes y también para los ancianos".
"Con la vejez llegan todas estas enfermedades, no tenemos la fuerza de la juventud, pero Jesús también está en la debilidad, en la enfermedad y en la muerte".
Asimismo, defendió que "como en la vida también en la muerte debemos dar testimonio. El final de la vida debe ser un final de vida de discípulos de Jesús, el Señor siempre nos habla según la edad que tenemos", aseguró.
El Santo Padre invitó también a seguir a Jesús incluso en las condiciones limitadas de la debilidad y de la vejez y defendió que en la vejez se puede "aprender de nuestra fragilidad y expresar la coherencia de nuestro testimonio de vida".
"Los ancianos no deben tener envidia de los jóvenes que toman su camino, que ocupan su lugar, que duran más que ellos", dijo el Papa Francisco.
Además, el Papa advirtió acerca de la tentación del "protagonismo" durante los años de la vejez y aseguró que este también es un tiempo "de prueba".
"El honor de su fidelidad al amor jurado, la fidelidad a la secuela de la fe creída, incluso en las condiciones que les acercan a la despedida de la vida, son su título de admiración para las generaciones venideras y de reconocimiento agradecido por parte del Señor", concluyó el Papa Francisco.