Tras la masacre en la iglesia católica de San Francisco en Owo (Nigeria) el domingo de Pentecostés, donde decenas de católicos fueron asesinados por su fe, un sacerdote nigeriano aseguró que "ninguna crueldad o tiranía puede impedir que la Iglesia florezca y crezca en la fe cristiana".
Entrevistado por ACI Prensa, el P. Oseni Jude Osilama Ogunu, de origen nigeriano y miembro de la Congregación de los Oblatos de la Virgen María, defendió que "las víctimas fallecidas de la masacre de Owo nos dejan una obligación moral".
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Hombres armados ingresaron el domingo 5 de junio, Solemnidad de Pentecostés, a la iglesia católica de San Francisco Javier, en la localidad de Owo, estado de Ondo, matando a decenas de fieles al interior del templo.
Medios locales aseguran que también se realizaron explosiones en las inmediaciones.
Aunque no se ha identificado a los autores de la masacre, muchos acusan a los pastores fulani, violentos grupos de mayoría musulmanes, de la masacre.
Un "ciclo satánico"
El sacerdote, que también es Presidente de la Fundación para los Derechos Humanos y el Desarrollo del Patrimonio Cristiano Africano, dijo haber sentido sorpresa y rabia tras enterarse de la masacre.
"Durante demasiado tiempo, los nigerianos se han visto obligados a sufrir este ciclo satánico en el que los llamados 'pistoleros desconocidos' matan, mutilan y secuestran de forma calculada y continua a personas inocentes y destruyen sus iglesias, hogares y propiedades", expresó.
El grito de ayuda de un pueblo
El sacerdote denunció que "es realmente increíble que en el siglo XXI se persiga y asesine a personas por su fe religiosa".
"Pero en Nigeria, por desgracia, esto es posible cuando el gobierno no proporciona seguridad a toda su población, o protege selectivamente a algunas personas e ignora la seguridad de otras", continuó.
Además, el sacerdote nigeriano explicó que este tipo de atentados ocurren debido a que "a que los funcionarios del gobierno, que deberían proteger a todos los ciudadanos, son facilitadores de los terroristas y secuestradores".
"Es posible cuando una tierra mal gobernada no conoce la seguridad y cuando la comunidad internacional guarda silencio ante las atrocidades que se cometen y por la ineptitud de las autoridades gubernamentales, cuando ignoran el permanente grito de ayuda del pueblo y se niegan a intervenir".
Aprender a defenderse
Al mismo tiempo, el P. Oseni advirtió acerca del peligro del énfasis en "la calma y la paciencia" ante estos ataques, ya que pueden tener un efecto "anestésico" sobre la población, y explicó que es necesario "aprender a defenderse ante una agresión violenta y un peligro inminente".
"Se trata de un proceso educativo que debe comenzar ya, y algunas comunidades ya tienen algunas formas organizadas de defenderse".
A continuación, el P. Oseni defendió que "los cristianos deben cuidarse mutuamente" ya que "somos un solo cuerpo de Cristo. Los cristianos no pueden simplemente ignorar las crueldades cometidas contra sus hermanos y hermanas y no sentir su dolor y sufrimiento".
Además, aseguró que los católicos de todo el mundo pueden ayudar a través de la oración y aseguró que "es necesario concienciar sobre la persecución a la que se enfrentan los cristianos".
"Cristo estaba presente en medio de ellos"
El sacerdote destacó también que "Cristo estaba presente en medio de ellos" en el momento del ataque y que "Dios estaba presente y los veía, Él conoce el corazón y la vida de cada individuo".
"Humanamente hablando, es difícil entender por qué permitió que murieran en ese momento y de la manera en que murieron. No cuestionamos su sabiduría. En la oración, encomendamos a los hermanos y hermanas fallecidos a la misericordia y compasión de Dios".
"El mal no puede triunfar sobre la verdad. Las víctimas fallecidas de la masacre de Owo nos dejan una obligación moral, debemos mantener viva y honrar su memoria y preservar en la fe", dijo.
"La historia de la Iglesia demuestra que ninguna crueldad o tiranía puede impedir que la Iglesia florezca y crezca en la fe cristiana", aseguró.
El sacerdote nigeriano señaló que "los católicos y todos los cristianos deberían dar un paso adelante en el amor, rezar, trabajar juntos y ser un canal de bendición para los hermanos y hermanas que dan testimonio de Cristo en condiciones extremas".