En un video mensaje difundido con ocasión de la Vigilia Ecuménica de Pentecostés, organizada por CHARIS, el Papa Francisco animó a los fieles a perdonar a quien nos ha herido" con el poder del Espíritu Santo.
En su mensaje, el Papa Francisco explicó que en la noche en que los apóstoles recibieron al Espíritu Santo, "estamos todos los cristianos unidos en oración, esperando la promesa del Padre, la venida del Espíritu Santo".
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"Ya estaba en el momento de la Creación y está en todos nosotros por el Bautismo que hemos recibido. Cada año, en la vigilia de Pentecostés, queremos tener la misma experiencia vivencial y cierta de su presencia en nosotros, en nuestras vidas, en nuestras comunidades", aseguró el Papa.
A continuación, el Santo Padre lamentó que "la realidad de hoy en el mundo está marcada por la enfermedad, la pandemia que se ha llevado millones de personas en todo el mundo, y con ella el dolor, el sufrimiento, la ausencia".
"Y también en tantas partes del mundo, el hambre y pueblos enteros sometidos al exilio. Y la guerra, guerra entre hermanos, guerra entre cristianos, como es el caso de la en este momento, la invasión a Ucrania", señaló.
Además, el Papa Francisco habló de la guerra en Yemen y en el Líbano, y pidió que "frente a este mundo desgarrado y también temeroso del incierto futuro, surge esta noche la presencia luminosa del Espíritu Santo, quien nos da las fuerzas, que nos da el coraje y la decisión para trabajar incansablemente por la paz que sólo Él puede dar".
"Solos no podemos, con el Espíritu Santo sí podemos", aseguró el Papa, quien dijo que "hay una fuerza más poderosa que el odio, es la fuerza del amor, del 'amor de Dios [que] ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado'".
"Mañana, con el poder del Espíritu Santo, busquemos a esa persona que nos ha hecho daño, que no queremos por distintas razones, tal vez dentro de nuestra misma familia, y pidamos perdón, o perdonemos y abracemos", pidió el Papa Francisco.
"A cada uno de nosotros nos toca difundir el amor y vencer el odio con nuestras acciones diarias. Y nuestros hijos aprenderán a vivirlo y nuestros nietos aprenderán de ellos, y así podremos hacer algo para que el mundo cambie", concluyó el Santo Padre.