Este miércoles el Papa Francisco presidió la primera Audiencia General de junio, mes que la Iglesia dedica al Sagrado Corazón de Jesús, donde defendió que "la vergüenza debería caer sobre aquellos que se aprovechan de la debilidad de la enfermedad y la vejez".
Tras saludar a los fieles de la Plaza de San Pedro desde el papamóvil, el Papa Francisco llegó ayudado de su bastón hasta el altar, desde donde continuó con sus catequesis sobre la vejez después de la lectura del Salmo 71: "No me abandones cuando se me acaben mis fuerzas".
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El Papa Francisco lamentó la violencia e injusticias a los que son sometidos los ancianos en nuestra sociedad y aseguró que "no faltan quienes se aprovechan de la edad del anciano, para engañarlo, para intimidarlo de mil maneras".
Cultura del descarte "envenena nuestro mundo"
"A menudo leemos en los periódicos o escuchamos noticias de personas ancianas que son engañadas sin escrúpulos para apoderarse de sus ahorros; o que quedan desprotegidos y abandonados sin cuidados; u ofendidos por formas de desprecio e intimidados para que renuncien a sus derechos. Tales crueldades también ocurren en las familias", subrayó el Santo Padre.
En esta línea, advirtió sobre la cultura del descarte "que envenena nuestro mundo" y defendió que "toda la sociedad debe apresurarse para cuidar de sus ancianos, cada vez más numerosos, y a menudo también más abandonados".
Asimismo, el Papa Francisco explicó que "en la vejez no solo pierde su dignidad, sino que duda incluso de que merezca continuar".
"Así, todos somos tentados para esconder la propia vulnerabilidad -continuó el Pontífice-, esconder nuestra enfermedad, nuestra edad, nuestra vejez, porque tememos que sean la antesala de nuestra pérdida de dignidad".
"¿Es humano inducir este sentimiento? ¿Por qué la civilización moderna, tan avanzada y eficiente, se siente tan incómoda con la enfermedad y la vejez?", preguntó a continuación.
"Jesús nunca rechaza la oración que necesita ayuda"
A partir de esta idea, el Papa aseguró que "la vergüenza debería caer sobre aquellos que se aprovechan de la debilidad de la enfermedad y la vejez. La oración renueva en el corazón del anciano la promesa de la fidelidad y de la bendición de Dios. El anciano redescubre la oración y da testimonio de su fuerza".
Además, el Papa Francisco defendió que "Jesús nunca rechaza la oración que necesita ayuda" y que " los ancianos, por su debilidad, pueden enseñar a los que viven otras edades de la vida que todos necesitamos abandonarnos en el Señor, invocar su ayuda".
"Todos debemos aprender de la vejez: sí, hay un don en ser anciano entendido como abandonarse al cuidado de los demás, empezando por Dios mismo", dijo a continuación.
El Papa invitó a los ancianos a no esconder la fragilidad de la vejez y defendió que la marginación -conceptual y práctica- de la vejez corrompe todas las etapas de la vida, no sólo la de la ancianidad".
Por último, el Papa Francisco invitó a los fieles a preguntarse si realmente cuidan a los ancianos de su familia y a acercarse a ellos para encontrar sabiduría.
Petición por la paz
Durante el saludo en italiano a los peregrinos de lengua portuguesa, el Papa Francisco recordó el Rosario que tuvo lugar ayer domingo 31 de mayo en la Basílica de Santa María Maggiore.
"Dirigimos a la Virgen nuestra insistente petición de paz. Permanezcamos unidos a ella en espera de un Nuevo Pentecostés, pidiendo que el don del Espíritu Santo nos haga redescubrir el sentido de diálogo y de unidad".
Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Dirigiéndose a los fieles polacos, el Papa Francisco recordó que hoy comienza el mes de junio, tiempo que la Iglesia dedica al Sagrado Corazón de Jesús.
"Hoy comenzamos el mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, fuente de amor y de paz. Ábranse a este amor y llévenlo hasta los confines de la tierra, testimoniando la bondad y misericordia del Corazón de Jesús", dijo el Santo Padre.
Solemnidad de Pentecostés
Asimismo, durante el saludo a los peregrinos de lengua italiana, el Papa Francisco recordó que el próximo domingo 5 de junio se celebrará la Solemnidad de Pentecostés.
"Que el Espíritu Santo sea para vosotros los jóvenes como viento y fuego que os dirija al amor de grandes ideales y al empeño por la Iglesia en la sociedad".
Para los ancianos, el Papa pidió que el Espíritu Santo sea "el consolador que les acompañe en el cansancio cotidiano, dándoles la certeza del amor de Dios".
"Y para vosotros, esposos recién casados, que sea fuente de comunión que os haga crecer en el amor recíproco", concluyó.