La reciente negativa del Parlamento Europeo a condenar el violento asesinato de la joven cristiana Deborah Yakunu causó indignación a nivel internacional. Para un sacerdote católico, es claro que en esa instancia supranacional "la Iglesia sigue siendo la institución a batir".
Con 244 votos en contra de una mayoría de izquierda, 231 a favor y 19 abstenciones, el 20 de mayo el Parlamento Europeo se negó a condenar el asesinato de la joven cristiana Deborah Yakunu, apedreada y quemada viva por musulmanes que la acusaron de insultar a Mahoma, en Sokoto, Nigeria.
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Para el P. Juan Manuel Góngora, sacerdote de la diócesis española de Almería con más de 50 mil seguidores en Twitter, "vivimos tiempos en que la dictadura del relativismo, tal y como anunció Benedicto XVI, está en todo su apogeo".
En declaraciones a ACI Prensa, el P. Góngora dijo que uno de los "focos de expansión" de la dictadura del relativismo "son ciertos grupos políticos presentes en el Parlamento Europeo, que lejos de representar y defender a los ciudadanos europeos, son meros títeres de agendas políticas con un marcado carácter anticatólico".
El sacerdote español criticó que "para los casos de persecución contra cristianos no hay declaraciones de 'deeply concerned' (profunda preocupación) ni tampoco lo más importante: medidas reales y concretas para luchar contra esta lacra totalitaria y liberticida en auge, no solamente en África sino en todo el mundo, China, Pakistán, India, Nicaragua, etc.".
La negativa del Parlamento Europeo a condenar la violencia contra los cristianos se suma a la excesiva demora de la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la Unión Europea, para nombrar a un coordinador para luchar contra la cristianofobia.
Para el P. Góngora, "el trasfondo de todo ese complejo edificio de ingeniería social anticristiana está conformado por la confluencia del laicismo militante encarnado por la masonería, y un materialismo atroz que solo busca tener sociedades dóciles de meros consumidores y familias desestructuradas".
Para el sacerdote español, "los bautizados somos el último obstáculo a sus pretensiones de control, muy bien descritas estos días en el foro globalista de Davos y los lobbys que se nutren de la agenda 2030".
Sin embargo, el P. Góngora precisó que los cristianos no debemos perder la esperanza, pues "Cristo ya ha vencido con su Resurrección y estando unidos a Él. No hay agenda social o dinero en el mundo para torcer lo más mínimo el plan de Dios".