En alusión al histórico momento que atraviesa el continente con la incorporación de diez nuevos países a la Unión Europea (UE), el Papa Juan Pablo II afirmó que la identidad de Europa sería incomprensible sin el cristianismo.
“La historia de la formación de las naciones europeas camina al unísono con la evangelización. Por tanto, no obstante las crisis espirituales que han jalonado la vida del continente hasta nuestros días, su identidad sería incomprensible sin el cristianismo", señaló el Pontífice antes de rezar este domingo el Regina Coeli con los feligreses reunidos en la Plaza de San Pedro.
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Juan Pablo II recordó que “si la unidad de los pueblos europeos quiere ser duradera no puede ser solamente económica y política. Como ya recordé en mi peregrinación a Compostela, en noviembre de 1982, el alma de Europa sigue hoy estando unida porque su punto de referencia son los valores comunes humanos y cristianos”.
"Precisamente por eso la Iglesia ha querido ofrecer en estos años no pocas contribuciones a la consolidación de su unidad cultural y espiritual. Sólo una Europa que no olvide, sino que vuelva a descubrir sus propias raíces cristianas podrá estar a la altura de los grandes retos del tercer milenio: la paz, el diálogo entre las culturas y las religiones, la salvaguardia de la creación”, señaló el Papa invitando, más adelante, a los cristianos del Occidente y el Oriente europeo, a “ofrecer su aportación a esta importante empresa”.
Durante su intervención, Juan Pablo II saludó especialmente a los jerarcas de la Iglesia en Polonia, así como también a sus autoridades civiles y diplomáticas con motivo de la incorporación de este país a la UE.
El Papa recordó que mientras rezaba el Regina Coeli, el Arzobispo de Nueva York, Cardenal Edward Michael Egan, estaba presidiendo una celebración eucarística en Varsovia a la que asistían representantes del episcopado polaco y europeo.
"Junto a vosotros confío a la sabia, justa y misericordiosa Providencia divina el futuro de Europa.¡Que crezca sobre la base del amor de Cristo!", concluyó el Pontífice.
Desde el primero de mayo Chipre, Lituania, Letonia, Polonia, Estonia, Eslovenia, Eslovaquia, Hungría, República Checa y Malta forman parte de la UE.