En el Día de África, que recuerda la liberación del continente del colonialismo, compartimos algunos datos sobre la persecución religiosa que afrontan los cristianos del que es considerado un "continente de mártires".
Cada 24 de mayo se celebra el Día de África, fecha que recuerda la liberación del continente africano del colonialismo e invita a reflexionar sobre los principales retos y desafíos que afrontan los países que lo integran.
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La fecha se originó con el nacimiento de la Organización de la Unidad Africana (OUA) en 1963, hoy Unión Africana (UA), en el que 32 líderes de los Estados africanos se reunieron para luchar contra el colonialismo y discutir sobre los problemas más graves que afrontan los países del continente, como lo pobreza, el hambre, la injusticia y la desigualdad.
Según la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), "en África existen 234 millones de católicos, más de una sexta parte de todos los católicos del mundo", que coexisten con personas de otras religiones tradicionales africanas, otros cristianos, musulmanes, entre otros.
Según el último informe de libertad religiosa de ACN de 2021, alrededor del 67% (5.200 millones) de la población mundial sufre graves ataques contra su libertad religiosa; y en 62 países, entre los que destaca Nigeria por su gran población, se dan violaciones muy graves.
El reporte señaló que en África la situación "empeora con preocupación por un incremento de la persecución", pues en el 42% del continente; es decir, en 23 de los 54 países, los habitantes sufren violaciones contra su libertad religiosa.
Cabe destacar que en 26 países del mundo, donde vive casi la mitad de la humanidad (51% que equivale a 3900 millones de personas), se sufre "persecución extrema", categoría que indica la peor persecución religiosa; y que 12 de estos países pertenecen a África.
Según ACN, la persecución abarca los delitos de odio y violencia por motivos religiosos; la discriminación, desposesión y asesinato "legal" de personas; los genocidios sistemáticos; las campañas de exterminio, expulsión o sometimiento de personas por su religión impulsadas por el Estado u otros grupos.
Además, se incluye a los castigos por ley que ciertas religiones imponen, como asesinatos, despojo de bienes y propiedades, deportación, exilio, secuestro, esclavización sexual bajo pretexto de conversión religiosa, y acusaciones de blasfemia.
Los 12 países de África donde hay persecución extrema y que están siendo investigados, junto a China y Myanmar, por posible genocidio, son Nigeria, Camerún, Mali, Burkina Faso, Níger, Chad, Libia, República Democrática del Congo, Somalia, Eritrea, Mozambique y Comoras.
En África también hay varios países donde se sufre discriminación a causa de la fe, que constituye la segunda categoría más grave de persecución religiosa. Entre ellos, están Argelia, Túnez, Marruecos, Mauritania, Egipto, Sudán, Etiopía, Tanzania, Mauricio y Madagascar.
Esta categoría incluye delitos de odio y violencia por motivos religiosos; leyes que marginan a un grupo y no todos; limitaciones a la libertad de expresión y objeción de conciencia por religión, y al acceso laboral y a cargos públicos.
Además, incluye la imposibilidad de uso de ciertos símbolos religiosos, y la incapacidad de comprar o reparar propiedades y de vivir en un determinado barrio. Cabe destacar que en estos países "las víctimas sólo pueden recurrir a la justicia internacional en su defensa".
En cuanto a los medios de persecución en África, el informe divide el continente en países de "África occidental y oriental" y de "Oriente Medio y Norte de África". Los primeros, que están sobre todo en la región subsahariana, albergan una población "predominantemente joven" que pertenece a una variedad de "grupos étnicos, religiosos y lingüísticos".
El informe indica que pese a la riqueza natural del territorio, la pobreza, corrupción, falta de oportunidades educativas y de empleo generan "frustración e inestabilidad social". Este hecho suele ser aprovechado por criminales transnacionales y grupos yihadistas que violan la libertad religiosa de musulmanes y cristianos por igual y con impunidad.
Entre los grupos terroristas destacan Boko Haram, el Estado Islámico (Dáesh), Yamaat Nusrat al Islam wal Muslimin y Al Shabab. También, algunos gobiernos reportan al menos 134 grupos armados más pequeños con base local, vinculados con bandas criminales, que buscan obtener "ganancias generadas por la explotación ilegal de los recursos como el extremismo islamista".
Por ejemplo, "en Níger, los terroristas atacaron a los cristianos obligándolos a abandonar la zona o a enfrentarse a la muerte". En Somalia, Al Shabab capturó cristianos acusados de proselitismo y secuestró niños para pedir rescate o reclutarlos como niños soldados; y muchos cristianos se vieron forzados a celebrar culto en secreto por miedo a ser asesinados.
Sin embargo, también hay buenas relaciones entre cristianos y musulmanes; por ejemplo, en Kenia, los líderes católicos recaudaron donaciones para los musulmanes durante la Navidad y los líderes musulmanes hicieron lo mismo por los cristianos durante el Aíd, fiesta islámica.
Los países del norte de África que limitan con Medio Oriente, como Sudán, Marruecos, Libia, Egipto, Moroca o Argelia, sufren persecución religiosa por los grupos terroristas islámicos.
Por ejemplo, en Libia y en algunas zonas de Siria, la derrota territorial del Dáesh en Siria e Irak y el asesinato de su autoproclamado califa, Abu Bakr al Bagdadi, en 2019, por las fuerzas estadounidenses, "no ha puesto fin a la organización terrorista en sí misma", indicó.
Según ACN, en la pandemia del COVID-19, los terroristas "aprovecharon la 'distracción' de los gobiernos africanos, centrados en la gestión de la crisis sanitaria, para aumentar sus ataques y afianzar sus estructuras territoriales, con el fin de establecer un 'califato transcontinental'".
"Los cristianos son objetivo claro de los extremistas islámicos en muchos países de este 'continente de mártires'", indicó ACN. "En ningún lugar del mundo han sido asesinados tantos sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos, como en África", donde "en los últimos tres años, 6,3 millones de personas se han visto obligadas a huir y a perder absolutamente todo, para poder salvar sus vidas", agregó.
En esta región también existen acciones beneficiosas para la convivencia religiosa. Por ejemplo, en Egipto se otorgaron "licencias para construir iglesias cristianas, que se ejecutaron a finales de 2020" y "dieron a los cristianos una nueva confianza".