En su mensaje con ocasión del Día del Trabajo, el Arzobispo de Bogotá y Presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, Cardenal Pedro Rubiano Sáenz, hizo un llamado a las autoridades y empresarios a renovar “el compromiso y la obligación de reconocer a los trabajadores su dignidad” pues “todo trabajador tiene una dignidad inalienable”.
El Cardenal explicó que “la celebración del día internacional de los trabajadores y de la fiesta de San José Obrero, el día primero de mayo, nos brindan una oportunidad y muchas razones para saludar con especial afecto a todos los trabajadores y trabajadoras en Colombia”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
“La Iglesia reconoce y valora la importancia y dignidad del trabajo humano como fuente de progreso y de bienestar social, puesto que constituye una dimensión fundamental de la existencia del hombre en la tierra”, afirmó el Arzobispo y agregó que “esta fue justamente la razón por la cual el Papa Pío XII, en el año 1952, quiso ofrecerle a los trabajadores cristianos un modelo y protector en la persona del glorioso Patriarca San José en su condición de artesano”.
“El trabajo ha sido querido y bendecido por Dios” –continuó–, quien “ha dotado al hombre de inteligencia, le ha dado también el modo de continuar su obra”. Sin embargo, “a lo largo de la historia, se han oscurecido estos conceptos y se han negado a los trabajadores derechos fundamentales como el derecho al empleo y a un salario justo”.
El Cardenal expresó que “por eso, como Pastores, abogamos porque la fiesta del Primero de Mayo abra un espacio de reflexión para dirigentes y hombres de empresa: ellos tienen el compromiso y la obligación de reconocer a los trabajadores su dignidad, haciéndolos partícipes de los beneficios que el capital y la empresa proporcionan”.
“Como cristianos, contemplamos al bienaventurado San José Obrero, ejemplo y modelo de los trabajadores, y unidos como colombianos nos congratulamos con todos los trabajadores y con quienes mantenemos viva la esperanza de que la justicia social sea una realidad para que siempre haya pan en la mesa, amor y paz en sus corazones y en la familia”, agregó el Purpurado.
Por otro lado, el Arzobispo manifestó su “preocupación por la situación de los niños involucrados en el trabajo de los mayores; por la condición de las mujeres atropelladas en sus derechos laborales; por los desplazados y los desempleados que aspiran a vivir en condiciones de equidad y justicia”.
Por ello –añadió–, “invitamos a todos los colombianos para que el primero de mayo fiesta de San José Obrero y día universal del trabajo, como un signo claro de resistencia pacífica ante la violencia, el secuestro y la injusticia en los hogares, en los templos y en todos los edificios se ice una bandera blanca y en las marchas los Participantes lleven un pañuelo blanco como símbolo del compromiso de todos en la construcción de la paz”.