El Papa Francisco señaló la importancia del voluntariado porque involucra "la dimensión fundamental de la imagen cristiana de Dios y del hombre: el amor a Dios y el amor al prójimo".
Así lo dijo el Santo Padre este 14 de mayo al conceder una emotiva audiencia en el Vaticano con miembros de una asociación de voluntariado que buscan sensibilizar acerca del "Síndrome de Cornelia de Lange".
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Según el hospital pediátrico Bambino Gesù, el Síndrome de Cornelia de Lange es una enfermedad genética multisistémica rara (1 caso por cada 45.000 a 60.000 nacimientos) debida a diversas mutaciones y que se caracteriza por numerosas malformaciones graves que afectan principalmente a los sistemas cardiovascular, gastrointestinal y musculoesquelético.
En su discurso, el Papa Francisco explicó que el Síndrome de Cornelia de Lange "es una rara enfermedad genética que causa malestar y grandes dificultades tanto a quienes la padecen como a sus familias".
Por ello, el Santo Padre expresó en particular "su cercanía y comprensión" y los animó a que "no se dejen abatir por los obstáculos que encuentren en el camino".
Asimismo, el Papa manifestó su agradecimiento "a los voluntarios de su asociación, que están solícitamente al lado de nuestros hermanos y hermanas más frágiles, apoyando a quienes los cuidan".
"En el voluntariado está implicada la dimensión fundamental de la imagen cristiana de Dios y del hombre: el amor a Dios y el amor al prójimo. Jesús, en el Evangelio, nos invita a amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a nosotros mismos", afirmó el Papa.
En este sentido, el Santo Padre subrayó que "es la caridad de Dios la que nos hace reconocer en el otro al hermano que hay que acoger" y precisamente por eso, los voluntarios al realizar una labor caritativa "contribuyen a dar un rostro más humano y más cristiano a nuestra sociedad".
"La cultura de la solidaridad expresa concretamente la participación en la construcción de una sociedad fraterna, en cuyo centro está la persona humana", recordó el Santo Padre.
Finalmente, el Papa Francisco invitó a ser "testigos de bondad y de ternura", a "perseverar serenos y fuertes" y a enfrentar las dificultades "con espíritu de unidad" para colocar a la base de todas sus acciones, el servicio al prójimo.