El Papa Francisco recibió esta mañana en el Palacio Apostólico del Vaticano a los miembros de la Comisión Internacional Anglicano-Católica Romana (ARCIC), a los que agradeció sus esfuerzos por "aumentar los lazos que unen a católicos y anglicanos".
El Santo Padre animó también "a avanzar, dejando atrás las cosas que dividen, tanto en el pasado como en el presente, y manteniendo juntos la mirada fija en Jesús y en la meta que Él desea y nos señala, la de la unidad visible entre nosotros. Es una unidad que hay que aceptar con humildad, como una gracia del Espíritu, y llevar adelante nuestro camino, apoyándonos mutuamente".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
A continuación, el Papa Francisco aseguró que "el diálogo ecuménico es un viaje", en el que se debe "compartir nuestras metas y nuestras fatigas, de ensuciarnos las manos para ayudar juntos a nuestros hermanos y hermanas heridos que yacen desechados en el camino del mundo, de contemplar con una mirada y custodiar con el mismo empeño la creación que nos rodea, de animarnos mutuamente en las fatigas de la marcha. Esto es lo que significa caminar".
"La Iglesia Católica ha iniciado un proceso sinodal: para que este camino común sea tal, no puede faltar la contribución de la Comunión Anglicana. Sentimos que sois unos compañeros de viaje preciosos", dijo a continuación.
Asimismo, el Papa Francisco recordó su próximo viaje a Sudán del Sur, donde acudirá junto con el Arzobispo Justin Welby y el Moderador de la Iglesia de Escocia.
"Será una peregrinación ecuménica de paz. Recemos para que inspire a los cristianos de Sudán del Sur y de todo el mundo a ser promotores de la reconciliación, tejedores de la concordia, capaces de decir no a la perversa e inútil espiral de la violencia y las armas", pidió el Santo Padre.
Volviendo al tema del ecumenismo, el Papa Francisco explicó a los presentes que "toda búsqueda de una comunión más profunda no puede ser sino un intercambio de dones, donde cada uno asimila como propio lo que Dios ha sembrado en el otro".
En esta línea, el Pontífice invitó a "no preocuparnos por parecer bellos y seguros ante nuestro hermano, presentarnos ante él como soñamos ser, sino mostrarle con el corazón abierto cómo somos realmente".
"Esto exige valentía, pero es el espíritu del don, porque todo verdadero don implica una renuncia, exige transparencia y valentía, y sabe abrirse al perdón. Sólo así los diferentes intercambios de regalos y experiencias ayudarán a superar las debidas formalidades y a tocar los corazones", señaló el Papa.
A continuación, defendió que "los dones del Espíritu nunca son para uso exclusivo de quienes los reciben. Son bendiciones para todo el pueblo de Dios: la gracia que recibimos está destinada también a los demás, y la gracia que reciben los demás es necesaria para nosotros".
A modo de conclusión, el Santo Padre aseguró que "en el intercambio de dones aprendemos así que no podemos bastarnos a nosotros mismos sin la gracia concedida a los demás".