El santuario de Nuestra Señora de Luján comienza este 29 de abril la novena dedicada a la patrona de Argentina, destacando a quienes hicieron posible esa profunda devoción en el pueblo.
La novena alentada por el lema "Te quedaste con nosotros para siempre" prepara el espíritu para la fiesta que se celebrará el próximo 8 de mayo.
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Este año, la oración y reflexión se centrará en la historia de la advocación mariana. De esa manera se compartirá y rezará con el testimonio y la vida de personas que han sido pieza fundamental en los inicios de la devoción.
Uno de los destacados será el Negro Manuel, Siervo de Dios que fue testigo del milagro que dio origen a la advocación y el primero en contar la historia a los peregrinos que se acercaban a visitar a la Madre.
También se hablará de Ana de Matos, una mujer decidida y generosa que construyó la capilla dedicada a la Virgen de Luján; Juan de Lezica y Torrezuri, quien pidió la curación de una grave enfermedad a la Virgen, el P. Pedro Montalbo, quien enfermo decidió peregrinar hasta la Madre; y el Siervo de Dios, P. Jorge Salvaire, quien se dedicó a la construcción de la basílica; entre otras personas.
De esa manera, la novena se rezará cada día a las 8:00 a.m. y 7:00 p.m. y será transmitida por la página de Facebook del Santuario de Luján.
La novena y fiesta de Nuestra Señora de Luján se enmarca en la preparación a los 400 años del milagro que permitió quedarse en esas tierras y que serán celebrados en 2030.
Conozca la novena AQUÍ.
Historia de la Virgen de Luján
Manuel Costa de los Ríos llegó a Río de la Plata junto a unos esclavos africanos desde Pernambuco (Brasil), para ser comercializados en Buenos Aires.
El Negro Manuel junto a otras personas transitaban en mayo de 1630 desde Brasil hacia Argentina con una carreta.
En ella llevaban dos imágenes marianas de unos 80 cm., una de la Inmaculada Concepción y otra con el Niño Jesús en brazos.
Al pasar por Villa Luján ubicada a unos 60 kilómetros al oeste de Buenos Aires, hacia Santiago del Estero decidieron tomar un descanso.
Al retomar el camino, se dieron cuenta que fue imposible mover la carreta. A pesar de que llegó ayuda de otros lados, la carreta solo se movió cuando alivianaron la carga y bajaron la caja que contenía la imagen mariana hoy venerada en Sumampa.
Todos entendieron el hecho como un designio de Dios y que la imagen de la Virgen encerrada en aquel cajón debía quedase en aquel paraje, prosiguiendo la otra a su destino.
El Negro Manuel recibió el encargo de cuidar la imagen de la Inmaculada Concepción en la pequeña ermita que le fue construida.
Con el deterioro de la ermita, varios lugareños emprendieron labores de construcción para levantar una capilla y el actual santuario ubicado en la ciudad de Luján.
En 1887 la imagen fue coronada canónicamente por el Papa León XIII.