Mons. Elio Pérez Tapia, Prelado de Juli, llegó a la localidad de Ilave, en la frontera con Bolivia, para integrar una comisión oficial que busca apaciguar un grave estallido social en la zona, donde los manifestantes asesinaron a golpes al alcalde local.
Luego de 24 días de tensión y reclamos contra el alcalde Fernando Cirilo Robles, a quien acusaban de corrupción y malversación de fondos, una enardecida turba secuestró al burgomaestre y lo linchó.
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En diálogo con una emisora local, Mons. Pérez señaló que en las últimas semanas, la situación se tornó insostenible en Ilave, localidad del departamento de Puno, y sostuvo que a pesar del intento de mediación de la Iglesia no hubo lugar para el diálogo.
El prelado reveló que incluso representantes de la Vicaría de Solidaridad local, estuvieron a punto de ser también agredidos por la turba enardecida.
"Desde los inicios de esta situación, el 2 de abril cuando hubo un cabildo abierto en Ilave y el alcalde hizo sus pronunciamientos, vimos que la gente estaba muy enfadada con él y solicitaban su renuncia. Entonces la Vicaría de Solidaridad de Derechos Humanos de la prelatura de Juli, en representación de la Iglesia estuvo en el tema, junto con otras instituciones, para mediar con la finalidad de que se solucionen las cosas cuanto antes. Pero lamentablemente ante posiciones tan radicales no fue posible el diálogo", indicó el prelado.
Según Mons. Pérez, en estas semanas Ilave se convirtió en tierra de nadie. "Llegó un momento en el que no se podía trabajar porque tanto el grupo del alcalde como la población radicalizaron sus posiciones. Hemos estado así hasta ayer. Cuando la Vicaría se enteró de que las cosas se estaban poniendo violentas intervino para calmar a la gente. Pero ellos estaban muy enfurecidos y hasta quisieron agredir a los de la Vicaría, quienes se tuvieron que refugiar en la parroquia. No se podía dialogar", indicó el prelado.