La hermana María Rosa Leggol, una religiosa franciscana que falleció en 2020 a causa de la pandemia, fue homenajeada por la labor que dedicó a favor de 90 mil niños hondureños huérfanos y abandonados durante 70 años de su vida.
La Embajada de Honduras ante la Santa Sede y la edición española de L'Osservatore Romano organizaron al inicio del mes de abril en Roma una proyección privada del documental "Con esta luz", que narra la vida y el legado de sor María Rosa Leggol.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
La hermana María Rosa creció en un orfanato y a los seis años conoció a dos religiosas de las Hermanas de San Francisco que cambiaron el curso de su vida porque decidió unirse a ellas.
Entró en la congregación cuando tenía 21 años, en 1949, y comenzó a trabajar como enfermera en el Hospital La Policlínica de Comayagüela (Honduras) durante el turno de noche.
Allí comenzó su labor especialmente comprometida con los huérfanos y los hijos de padres encarcelados. Abrió el primer orfanato en 1964 y fundó la organización sin ánimo de lucro Sociedad Amigos de los Niños (SAN) en 1966.
Llegó a construir más de 500 hogares en toda América Latina en un ambiente político y social especialmente complicado.
Aplicó un enfoque integral para influir en las vidas de estos niños creando oportunidades de trabajo para sus familiares y comunidades a través de una variedad de programas empresariales y educativos visionarios, además de llevarles asistencia sanitaria a través de clínicas y brigadas médicas.
La hermana María Rosa falleció de COVID-19 el 16 de octubre de 2020, con 93 años de edad. Cuando le preguntaban por qué había hecho toda aquella labor decía que Dios la había impulsado por lo que, refiriéndose a tantas personas ayudadas, "no me deben nada, lo que tienen que hacer es extender esa misericordia con el que se topen, adonde vayan".