Al participar en la Vigilia Pascual 2022, este Sábado Santo, el Papa Francisco recordó el drama de la guerra, cuyas noches "están surcadas por luminosas estelas de muerte". Sin embargo, precisó, la luz de Dios "brilla en las tinieblas del mundo".
El Papa Francisco no presidió este Sábado Santo la Vigilia Pascual. En su lugar, celebró el Cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
La Oficina de Prensa de la Santa Sede no ha explicado oficialmente la razón de este cambio en la programación, pero Vatican News aseguró que se debió a un fuerte dolor de rodilla.
Sin embargo, el Santo Padre estuvo presente desde el inicio de la ceremonia en la Basílica de San Pedro y pronunció la homilía para la celebración de la Resurrección de Cristo.
Además, presidió la Liturgia Bautismal, bautizando a cuatro italianos, una estadounidense, una albana y un cubano.
En palabras improvisadas al final de su homilía, el Papa Francisco dijo que ante "la oscuridad de la guerra y de la crueldad" todos los cristianos están rezando.
"Rezamos por tantos sufrimientos", dijo, dirigiéndose a los políticos y parlamentarios ucranianos que asistieron a la celebración de la Vigilia Pascual.
"Nosotros solamente les podemos dar nuestra compañía, nuestra oración, y darles ánimo y acompañarles", expresó.
"Hoy es lo más grande que se puede celebrar. Cristo ha resucitado", subrayó.
El Santo Padre alentó a dejarnos "tomar de la mano por las mujeres del Evangelio -María Magdalena, Juana y María, la de Santiago-, para descubrir con ellas la manifestación de la luz de Dios que brilla en las tinieblas del mundo".
"Esas mujeres, mientras la noche se disipaba y las primeras luces del alba despuntaban sin clamores, se dirigieron al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús. Y allí vivieron una experiencia desconcertante: primero descubrieron que la tumba estaba vacía; después vieron dos figuras con vestiduras resplandecientes, que les dijeron que Jesús había resucitado; y rápidamente corrieron a anunciar la noticia a los demás discípulos".
"Ven, escuchan, anuncian. Con estas tres acciones entramos también nosotros en la Pascua del Señor", señaló.
El Papa lamentó que "con mucha frecuencia, miramos la vida y la realidad sin levantar los ojos del suelo; sólo enfocamos el hoy que pasa, sentimos desilusión por el futuro y nos encerramos en nuestras necesidades, nos acomodamos en la cárcel de la apatía".
"Sin embargo, esta noche el Señor quiere darnos unos ojos diferentes, encendidos por la esperanza de saber que el miedo, el dolor y la muerte no tendrán la última palabra sobre nosotros", dijo.
El Santo Padre dijo luego que después de que las mujeres vieron el sepulcro vacío, "dos hombres con vestiduras resplandecientes les dijeron: '¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí: ¡ha resucitado!'".
"Nos hace bien escuchar y repetir estas palabras: ¡no está aquí! Cada vez que creemos saber todo sobre Dios, que lo podemos encasillar en nuestros esquemas, repitámonos a nosotros mismos: ¡no está aquí!".
"Cuando lo buscamos sólo en la emoción pasajera o en el momento de la necesidad, para después hacerlo a un lado y olvidarnos de Él en las situaciones y en las decisiones concretas de cada día, repitámonos: ¡no está aquí! Y cuando pensamos que lo hemos aprisionado en nuestras palabras, fórmulas y costumbres, pero nos olvidamos de buscarlo en los rincones más oscuros de la vida, donde hay alguien que llora, lucha, sufre y espera, repitámonos: ¡no está aquí!", expresó.
"¡No nos detengamos en torno a los sepulcros, sino vayamos a redescubrirlo a Él, el Viviente! Y no tengamos miedo de buscarlo también en el rostro de los hermanos, en la historia del que espera y del que sueña, en el dolor del que llora y sufre: ¡Dios está allí!", señaló.
Además, el Papa Francisco resaltó que las mujeres del Evangelio "anuncian". "¿Qué anuncian? La alegría de la Resurrección".
"La Pascua no acontece para consolar íntimamente al que llora la muerte de Jesús, sino para abrir de par en par los corazones al anuncio extraordinario de la victoria de Dios sobre el mal y sobre la muerte", resaltó.
"¡Qué hermosa es una Iglesia que corre de esta manera por los caminos del mundo! Sin miedos, sin estrategias ni oportunismos; sólo con el deseo de llevar a todos la alegría del Evangelio", expresó.
El Papa precisó que "a esto somos llamados, a experimentar el encuentro con el Resucitado y a compartirlo con los demás; a correr la piedra del sepulcro, donde con frecuencia hemos encerrado al Señor, para difundir su alegría en el mundo".
"Porque con Jesús, el Resucitado, ninguna noche es infinita; y, aun en la oscuridad más densa, brilla la estrella de la mañana", indicó.