Al celebrar la Misa Crismal el 12 de abril en la parroquia Nuestra Señora de Luján en Buenos Aires, el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera, destacó que esa celebración es "por excelencia la manifestación, la 'epifanía' de nuestra comunión" y alentó a cuidar el tesoro del sacerdocio.
Mons. Olivera presidió la Santa Misa acompañado de capellanes castrenses, representantes y autoridades de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad, y de fieles de la familia castrense.
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En su homilía, el Obispo Castrense dijo que esta celebración "ofrece una buena oportunidad para animar y fortalecer el espíritu de comunión, como también el camino pastoral" de la Iglesia que vela por los militares y policías.
"Esta Misa es por excelencia la manifestación, la 'epifanía' de nuestra comunión". "No quiero dejar de agradecerles el esfuerzo que supone concretar esta acción que manifiesta nuestra pertenencia y nuestra fraternidad", agregó.
"Participamos hoy de un signo muy fuerte, los sacerdotes, mis hermanos y yo renovamos las promesas que un día hicimos ante nuestro Obispo y ante el pueblo santo de Dios".
"Queremos unirnos más estrechamente a Jesús, renunciando a nosotros mismos, queremos cumplir nuestro ministerio movidos por el amor a Jesús y renovando la alegría que tuvimos al ser llamados al seguimiento que se concretó el día de nuestra ordenación", expresó.
"Queremos ser fieles administradores de los misterios de Dios, en la celebración diaria de la Santa Misa y en la celebración de los sacramentos, particularmente el de la confesión, penitencia o reconciliación, tan necesaria e importante para el crecimiento espiritual de los discípulos de Jesús".
"Queremos también, renovar el sagrado deber de enseñar, siguiendo a Cristo Cabeza y Pastor", agregó Mons. Olivera.
"¡Qué no disminuya nuestro celo! Cuidemos el tesoro de nuestro sacerdocio, procurando no tornar estéril la gracia que Dios nos ha dado en el Orden Sagrado y que continuamente nos envía".
"Estos compromisos que renovamos tienen su raíz y fundamento en la certeza del Amor de Dios, que nos mira amándonos y ofrece siempre su amor y su perdón dándonos la posibilidad de recomenzar".
En ese sentido, Mons. Olivera pidió oraciones a los presentes "porque nos sabemos frágiles, pecadores, a veces cansados o desilusionados, a veces contagiados por el desánimo de hermanos nuestros lejos del gozo de la fe".
El Obispo Castrense también destacó el signo de la bendición de los santos óleos para la administración de los sacramentos a los fieles, "dimensión sacramental de la Iglesia que nos comunica la gracia pascual de Cristo y nos inicia en la vida de la comunidad cristiana".
Lo anterior da paso a la iniciación cristiana donde "debemos poner mucho acento y preparación en la formación inicial y permanente de nuestros hermanos".
"De esta formación va a depender, en gran medida, el futuro y el nivel de nuestras familias y comunidades, y podríamos decir el futuro de nuestra cultura, de nuestros ambientes, de nuestras Fuerzas Armadas y Federales de Seguridad, sin duda de nuestra Patria", sostuvo.
"Tenemos urgencia de ver y palpar cómo los cristianos pueden con valentía y decisión dar testimonio de lo que creen, sin vergüenza y con convicción", un desafío para la iglesia castrense "pero a la vez apasionante", sostuvo Mons. Olivera.