Lejos de obstaculizar el servicio a los demás, la fe personal puede guiar a los líderes en el servicio que deben brindar a sus comunidades. Éste es en síntesis, el mensaje que el Papa Juan Pablo II ofreció esta mañana al recordar el legado de un intachable alcalde italiano.
El Santo Padre recibió en audiencia a los representantes de la Asociación Nacional de Ayuntamientos Italianos (ANCI), con ocasión del centenario del nacimiento de Giorgio La Pira, ex alcalde de Florencia (Italia) de 1951 a 1958 y de 1961 a 1965, a quien el Papa recordó como “figura eminente de la política, la cultura y la espiritualidad del siglo que acaba de terminar”.
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El Papa invitó a los alcaldes presentes a seguir el ejemplo de La Pira, poniéndose “al servicio de vuestras comunidades, con especial atención a las generaciones jóvenes. Con la aportación de todos, el sueño de un mundo mejor se hará realidad”.
Según el Pontífice, La Pira rindió servicio “a la causa de la convivencia fraterna entre las naciones”, en particular se esforzó por “favorecer la amistad entre los pueblos, cuya referencia es Abraham: judíos, cristianos e islámicos”.
“Ante los poderosos de la tierra -subrayó el Papa-, La Pira expuso con firmeza sus ideas de creyente y de hombre amante de la paz, invitando a sus interlocutores al esfuerzo común para promover ese bien fundamental en los diversos ámbitos: en la sociedad, la política, la economía, las culturas y entre las religiones”.
son guías civiles a quienes el Señor confía