Este viernes 25 de marzo, el Papa Francisco recibió en audiencia a los participantes del Curso del Fuero Interno, a quienes explicó que el perdón "es un derecho humano" y que el sacramento de la Reconciliación "debe ser redescubierto".
Este año se celebra la 32º edición del Curso del Fuero Interno, promovido desde la Penitenciaría Apostólica, en el que han participado 800 personas en el marco de "24 horas para el Señor".
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El evento, promovido desde la Penitenciaría Apostólica, concluirá con el acto de consagración de Rusia y Ucrania a la Virgen María, coincidiendo además con la Solemnidad de la Anunciación del Señor.
Redescubrir el valor de la reconciliación
Al comienzo de su discurso, el Santo Padre defendió la importancia de "redescubrir el valor de la reconciliación, el ministerio que hace visible y realiza la misericordia de Dios".
El Pontífice explicó que ese redescubrimiento es más necesario hoy en día, debido sobre todo a "una mentalidad extendida" que "impide comprender la dimensión sobrenatural, o que incluso quiere negarla".
El Santo Padre explicó que el perdón "es un derecho humano" y aseguró que "ser perdonado es ser amado por lo que somos, a pesar de nuestras limitaciones y nuestros pecados".
"El perdón es un derecho en el sentido de que Dios, en el Misterio Pascual de Cristo, lo ha otorgado de manera total e irreversible a toda persona dispuesta a aceptarlo, con un corazón humilde y arrepentido", subrayó el Santo Padre.
El Papa quiso destacar también la labor de los confesores, quienes "cooperan en la curación de las personas y del mundo" y les ayudan a "hacer realidad ese amor y esa paz que todo corazón humano anhela tan intensamente", a una 'ecología' espiritual del mundo.
Acoger, escuchar y acompañar
A continuación, el Papa habló de las "tres dimensiones esenciales del ministerio del confesor", que son "acoger, escuchar y acompañar".
En primer lugar, a través de la acogida del confesor, se ayuda al penitente "a acercarse al espíritu del sacramento y a no permanecer replegado en sí mismo y en su propio pecado, sino a abrirse a la paternidad de Dios, al don de la Gracia".
Según el Papa Francisco, la acogida es además "la medida de la caridad pastoral que cada confesor ha madurado en su formación".
Por su parte, la escucha requiere "atención, voluntad, paciencia y dejar atrás los propios sentimientos y patrones para "abrir realmente la mente y el corazón a la escucha, incluso sin responder o decir nada", dijo el Papa.
"En algunas confesiones, no hay que decir nada o casi nada, quiero decir como consejo o exhortación, sino sólo escuchar y perdonar. Escuchar es una forma de amor que hace que la otra persona se sienta verdaderamente querida", sugirió el Santo Padre.
Además, el Papa Francisco invitó a los confesores a "vaciarse de su propio ego" y a hacer "un examen de conciencia", en el que deben preguntarse si realmente tienen caridad hacia los demás, conciencia de Jesucristo vivo y capacidad de cuestionarse a uno mismo.
"Escuchar implica una especie de vaciado: vaciarme de mi ego para acoger al otro. Es un acto de fe en el poder de Dios y en la tarea que el Señor nos ha encomendado. Sólo por la fe los hermanos abren su corazón al confesor, por tanto, tienen derecho a ser escuchados con fe, y con esa caridad que el Padre reserva a sus hijos. ¡Y esto genera alegría!", aseguró Francisco.
En cuanto al acompañamiento, el Papa señaló que "el confesor se limita a acompañar, con toda la prudencia, el discernimiento y la caridad de que es capaz, el reconocimiento de la verdad y de la voluntad de Dios en la experiencia concreta del penitente".
"Acompañar significa cuidar de la otra persona y caminar junto a ella y, por muy breve que sea la conversación confesional, el confesor está llamado a responder y acompañar a la persona sobre todo en la comprensión y aceptación de la voluntad de Dios, que es siempre el camino hacia el mayor bien, el camino hacia la alegría y la paz", explicó el Papa Francisco.
Antes de finalizar, el Papa Francisco agradeció el ministerio que se les ha confiado a los presentes para la "santificación del pueblo fiel de Dios" y les pidió "habitar de buen grado el confesionario, a acoger, escuchar y acompañar, sabiendo que todos, de hecho todos, necesitan el perdón, es decir, sentirse amados como hijos por Dios Padre".
"Las palabras que decimos: 'Te absuelvo de tus pecados' significan también 'tú, hermano, hermana, eres precioso, precioso para Dios; es bueno que estés ahí'. Y esta es una medicina muy poderosa para el alma, y también para la psique de todos", dijo el Santo Padre.