El miércoles 23 de marzo el matrimonio católico formado por Martha y David, padres de tres hijos, compartió su testimonio de fe ante la persecución religiosa de los extremistas musulmanes en Pakistán, su país natal.
Martha y David compartieron su testimonio en la Noche de los Testigos, un encuentro de oración organizado por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) y realizado en la Catedral de la Almudena en Madrid, que fue liderado por el Arzobispo de la capital española, Cardenal Carlos Osoro.
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"Nuestra vida material en Pakistán era muy buena, pero nuestra fe estaba cada vez más amenazada. Para nosotros lo más importante es nuestra fe y por ella hemos renunciado a todo lo demás", dijo Martha al compartir su testimonio en el encuentro en el que también participó la hermana colombiana Gloria Cecilia Narváez, quien estuvo secuestrada en Mali durante casi cinco años.
Martha explicó que su nombre y el de su esposo "son cristianos, pero los de nuestros hijos no, para evitar problemas" que finalmente tuvieron que afrontar, como las amenazas de muerte, las falsas acusaciones de blasfemia contra el islam y las presiones que recibieron para convertirse a la fe musulmana.
"Yo era activista de una ONG de derechos humanos y mi esposo tenía un puesto alto en una empresa. Sus compañeros musulmanes estaban celosos, no les gustaba que un cristiano fuera su jefe", explicó la mujer.
"Lo llamaban para amenazarlo. Denunciamos esto, pero nadie estaba dispuesto a escuchar. Los extremistas islámicos son muy fuertes. Los cristianos se enfrentan a una injusticia extrema".
Martha dijo que cuando en Pakistán se introdujo "la ley de blasfemia, fue muy fácil para los musulmanes acusar a los cristianos. Esta ley se usa mucho para saldar cuentas personales, peleas, problemas financieros y de propiedad. A mí me acusaron de querer convertir a compañeras de trabajo al cristianismo".
El Código Penal en Pakistán incluye una serie de normativas, conocidas generalmente como "ley de blasfemia" que, inspirada en la ley islámica o sharia, condena toda ofensa o crítica a esta religión.
La blasfemia puede ser denunciada por cualquier musulmán sin necesidad de testigos o pruebas. Los castigos pueden ir desde la prisión hasta la condena a muerte.
Martha recordó que "a mi marido lo pararon en el coche a punta de pistolas diciéndole que dejara el trabajo o se convirtiera al islam. Nuestros hijos dejaron de ir a la escuela para evitar su secuestro. Estuvimos encerrados en casa varias semanas por miedo. Teníamos la esperanza de que Dios nos encontraría una salida de esta situación".
"Tocamos las puertas de todos: hablamos con las autoridades de la Iglesia, el presidente de la empresa donde trabajaba mi esposo, personas influyentes, pero nadie hacía nada contra los extremistas".
Ante la persecución y por lo difícil de su situación, decidieron finalmente huir del país "para lograr un futuro para nuestros hijos" y llegaron a España hace tres años.
Sin embargo, prosiguió, "hoy en día hay muchos cristianos que se enfrentan a una muy fuerte persecución, pero no pueden abandonar el país debido a la falta de recursos".
Martha lamentó además que en Pakistán "hay niñas menores de edad, secuestradas y casadas a la fuerza, sometidas a violación".
"Tuvimos la suerte de poder huir y estamos en un lugar seguro con libertad de expresión y de religión. Recen por los cristianos que se enfrentan a tiempos difíciles. Los cristianos tienen un problema real", subrayó.
Escuchar el silencio elocuente de Dios
Al iniciar la Noche de los Testigos, el director de ACN España, Javier Menéndez, dijo que "nos reunimos para escuchar y queremos escuchar a Dios, más que nunca, que va a hablarnos a través de dos potentes testimonios de persecución que les vamos a mostrar desde Pakistán y desde Mali".
"Son testimonios llenos de entereza, de valentía, de fidelidad a la fe en Cristo Jesús. Y también son testimonios de perdón, sin el cual no se entendería la cruz. Cuánta necesidad tenemos, especialmente en estos momentos, de escuchar el silencio elocuente de Dios".
"Queremos además rendir homenaje, como auténticas llamas de nuestra fe, a todos los cristianos que en el último año han entregado su vida en nombre de Cristo", indicó Menéndez.
"Dios nuestro Padre no se olvida de ellos y les recompensará con la vida eterna", agregó.
En el evento se veneró una cruz profanada en la Llanura del Nínive (Irak), se rezó con una familia ucraniana por el fin de la guerra en Ucrania y se recordó a algunos sacerdotes asesinados en países como Haití, Nigeria, Burkina Faso y Filipinas en 2021.
También se rindió homenaje a 35 cristianos que fueron quemados el 24 de diciembre de 2021 en Myanmar.