El Arzobispo José Gomez, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), y los presidentes de varios comités de la USCCB, se pronunciaron a puertas de la sentencia de la Corte Suprema que podría revertir el fallo de Roe v. Wade, caso que abrió las puertas al aborto legal en todo el país en 1973.
"Mientras nuestra nación espera la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos en Dobbs v. Jackson Women's Health Organization, nos unimos en oración y esperanza expectante de que los estados puedan proteger nuevamente a mujeres y niños de la injusticia del aborto", señala el comunicado emitido el 21 de marzo.
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"Al afirmar el valor de cada vida humana, acogemos con beneplácito la posibilidad de salvar a innumerables niños por nacer, así como evitar a las mujeres y las familias el dolor del aborto", continúa el mensaje.
El pasado 1 de diciembre, la Corte Suprema, conocida como SCOTUS por sus siglas en inglés, comenzó a escuchar los argumentos orales en el caso Dobbs vs. Jackson Women's Health Organization, sobre una ley del estado de Mississippi que restringe la mayoría de abortos posteriores a las 15 semanas de gestación.
Un fallo favorable a la ley provida de Mississippi podría afectar a las sentencias de Roe vs. Wade de 1973 y a Planned Parenthood vs. Casey de 1992.
El comunicado de los obispos de Estados Unidos recuerda que "después de casi medio siglo de aborto legalizado, más de 65 millones de niños han muerto a causa del aborto y un número incalculable de mujeres, hombres y familias sufren las consecuencias".
En ese contexto de dolor, apuntaron que "la Iglesia Católica tiene una larga historia de servicio a los más vulnerables y sigue siendo el mayor proveedor privado de servicios sociales en los Estados Unidos", siempre dando "testimonio de palabra y obra de la belleza y la dignidad de cada vida humana, incluidas ambas, madre e hijo".
Precisaron que la ayuda a millones de personas se da a través de "ministerios y agencias diocesanos, hospitales católicos y sistemas de atención médica, clínicas de inmigración, refugios y escuelas y parroquias católicas".
También "desde las comunidades religiosas hasta los centros de atención de embarazos, desde los servicios de reasentamiento de refugiados hasta las agencias de adopción y hogares de acogida, y desde los hogares de maternidad hasta los ministerios parroquiales".
Los presidentes de los comités de la USCCB también exhortaron "exhortamos a nuestra nación a priorizar el bienestar de las mujeres, los niños y las familias tanto con los recursos materiales como con el acompañamiento personal para que ninguna mujer se sienta obligada a elegir entre su futuro y la vida de su hijo".
"Proclamamos una visión para nuestra sociedad que defiende la verdad de que toda vida humana es sagrada e inviolable", acotaron.
Compromisos de la USCCB
Los obispos aprovecharon la declaración para reiterar su compromiso e instar a sus diócesis, parroquias y agencias e instituciones católicas a múltiples esfuerzos en favor de la vida del niño por nacer y de sus madres.
Se comprometen a "redoblar esfuerzos para acompañar a las mujeres y parejas que enfrentan embarazos inesperados o difíciles, y durante los primeros años de la paternidad, brindándoles atención amorosa y compasiva a través de iniciativas como Walking with Moms in Need y muchas otras".
Además, compromiso para asegurar que "parroquias católicas sean lugares de bienvenida para las mujeres que enfrentan embarazos desafiantes o que tienen dificultades para cuidar a sus hijos después del parto, de modo que cualquier madre que necesite asistencia reciba un apoyo vital y esté conectada a los programas y recursos apropiados donde pueda consigue ayuda".
También se comprometieron a "ayudar a los católicos a reconocer las necesidades de las madres embarazadas y madres en sus comunidades, permitiendo a los feligreses conocer a estas madres, escucharlas y ayudarlas a obtener las necesidades de la vida para ellas y sus hijos".
Otra promesa es buscar "ser testigos de amor y vida ampliando y mejorando la extensa red de atención integral que incluye centros de ayuda al embarazo, hogares maternos y agencias católicas de atención de la salud y servicios sociales".
Los prelados anunciaron que redoblarán su "abogacía por leyes que aseguren el derecho a la vida de los niños por nacer y que ninguna madre o familia carezca de los recursos básicos necesarios para cuidar a sus hijos, independientemente de su raza, edad, estatus migratorio o cualquier otro factor".
También aseguraron que continuarán anunciando "la misericordia de Dios después del aborto y acompañar con compasión a las mujeres y hombres que sufren después de un aborto".
"Ampliar nuestros ministerios diocesanos de sanación del aborto, más a menudo llamado Ministerio del Proyecto Raquel , para que las mujeres y los hombres reciban perdón, sanidad y renovación espiritual a través de la misericordia infinita de Cristo", añadieron.
Finalmente, los obispos señalaron que "de todas estas maneras y más, la Iglesia Católica da testimonio de la santidad de toda vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, y trabaja para construir una verdadera cultura de la vida en nuestra nación".
"Que un compromiso renovado con la vida se desborde en una mayor protección de los niños por nacer y un mayor apoyo para sus madres y familias", concluyeron.