Los obispos de Comodoro Rivadavia y Esquel (Argentina) alertaron que la provincia de Chubut se enfrenta a una "tragedia educativa", por lo que llamaron a todos a asumir la responsabilidad que le compete a cada uno.
Desde el 2016, las clases han estado interrumpidas por los paros de los docentes, que afirman que hay falta de compromiso de la administración provincial para pagar los salarios y mejorar las condiciones para realizar las clases.
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El escenario se complicó con la llegada de la pandemia del Covid-19.
"Creemos que si en todo el país una de las consecuencias invisibles de la pandemia ha sido el deterioro en la educación de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes, en nuestra provincia del Chubut es una verdadera tragedia", expresaron en un comunicado el Obispo de Comodoro Rivadavia, Mons. Joaquín Lahoz; su Obispo Auxiliar, Mons. Roberto Álvarez, y el Obispo de Esquel, Mons. José Slaby.
"Hace ya cuatro años -o más- que todas esas franjas no tienen un año completo de clases presenciales", agregaron.
"El impacto a lo largo y ancho de la provincia ha sido encontrarnos con niños y niñas que estando en los últimos años del nivel primario no saben tomar un lápiz: no sólo no comprenden consignas sino que tienen una seria dificultad para leer y escribir; no entienden cómo hacer las operaciones básicas de la matemática", aseguraron.
"A eso se le suma la deserción en todos los niveles, la escasa valoración de los procesos educativos por parte de los adultos responsables, lo cual no ayuda a sostener la escolaridad".
Asimismo, los obispos denunciaron que "los albergues y algunas escuelas ni siquiera tienen sus edificios preparados después de dos años de pandemia".
"Si a eso le sumamos los problemas nutricionales en los niños y el aumento de las situaciones de abusos que no son advertidos por la falta de escolarización, el drama es mayúsculo", alertaron.
"Estamos ante una verdadera tragedia educativa", expresaron, al tiempo que pidieron evitar "que sea el desaliento el que defina la historia".
Para lo anterior es necesario que el Estado pague "los haberes de los docentes en tiempo y forma, con el reconocimiento de paritarias y garantizando la equiparación salarial con otros trabajadores del Estado".
En cuanto a los gremios, consideraron que "pueden también evitarnos la tragedia con la búsqueda de caminos de diálogo, y si eso no es posible, de protesta que no ponga en juego las clases; los docentes saben que estamos ante una generación de semianalfabetos y analfabetos".
También llamaron a los padres a involucrarse en exigir la mejora de la educación de sus hijos, ya que la familia también está llamada "a hacer una verdadera alianza formativa con la escuela.
"El conjunto de la sociedad –aún los que no tienen familiares en edad escolar– tenemos que ahondar en esta problemática, formar un juicio e intervenir preguntando y reclamando, porque lo que pasa nos compete a todos", destacaron.
"Si cada uno de nosotros hacemos saber que queremos que el Estado utilice nuestros impuestos y erogaciones privilegiando los gastos en educación sobre otros, es inevitable que se genere un cambio".
"Es hora de enfrentar la tragedia desde la conmoción, que se nos estruje el corazón por cada día y cada hora de clases perdidas; que no haya posibilidad de escuchar ni una propuesta más en ningún ámbito mientras las niñas, niños, adolescentes y jóvenes no estén en las aulas".
"Es hora de que los docentes recuperen su identidad fundamental, que es enseñar y que el estado privilegie la dirección de sus recursos a la educación", afirmaron.
"En esta tragedia evitable, si no asumimos cada uno nuestras responsabilidades -a todos- Dios y la Patria nos lo demanden", concluyeron los obispos.