Ante los 506 casos de abusos que tiene constancia actualmente la Conferencia Episcopal Española (CEE), el vocero de esta institución, Mons. Luis Argüello, expresó la voluntad de que "resplandezca la verdad", tanto para la reparación de las víctimas, como para que los miles que sirven en la Iglesia no vivan injustamente bajo "una permanente sospecha".
El 11 de marzo, el también secretario general del Episcopado informó los resultados de la reunión número 258 de la Comisión de la CEE en relación a los avances impulsados por la Iglesia en España para la prevención y lucha contra los abusos sexuales.
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El Prelado señaló que "todas las iniciativas que permitan desenmascarar, abordar y acabar con la lacra de los abusos en la sociedad y en la Iglesia cuentan siempre con el apoyo de la Iglesia y de las comunidades cristianas".
Recordó que desde hace dos años la Iglesia en España abrió 202 "oficinas en las diócesis y en las congregaciones religiosas" para recibir las denuncias e investigar los casos de "abusos cometidos por algunos miembros de la Iglesia".
Señaló que las oficinas reciben también "denuncias de abusos cometidos en el pasado", e indicó que cuando se conoce de abusos cometidos en el presente, "inmediatamente tienen los protocolos, la instrucción de comunicar estas denuncias a las autoridades civiles, como sí se ha hecho en los casos que han podido producirse, especialmente, en el siglo XXI".
Mons. Argüello dijo que este esfuerzo les "ha permitido conocer de cerca el drama de 506 personas a las que ofrecemos, hemos ofrecido y queremos ofrecer en el futuro reconocimiento y reparación".
En ese sentido, recordó que las oficinas fueron creadas para prevenir los abusos de menores y dar acogida a las víctimas. "Se encargan también del establecimiento de protocolos de actuación y formación para la protección de menores y la protección de abusos", indicó.
El Prelado señaló que cuentan con 60 "oficinas de carácter diocesano e interdiocesano", pues "algunas de las 70 diócesis se han agrupado en provincia eclesiástica. Por ejemplo, en Galicia, la provincia eclesiástica de Santiago tiene una oficina interdiocesana, igual ocurre en Aragón y en la provincia eclesiástica de Sevilla".
Explicó que las oficinas interdiocesanas cuentan con un "lugar de acogida, un correo electrónico, una dirección en cada una de las 70 diócesis".
Además, señaló que en las 121 congregaciones religiosas se abrieron 142 oficinas.
Mons. Argüello señaló que en las oficinas "se ha recibido información o denuncia sobre 506 casos de abusos", que "incluyen los recibidos recientemente a partir del dossier ofrecido por el diario El País". Precisó que algunos de los 251 casos informados por el medio español "habían ya sido recibidos en las oficinas, otros no".
En ese sentido, explicó que "algunos de estos casos son ya conocidos", otros "tuvieron su recorrido en los ámbitos civil y canónico", y "otros se han reconocido recientemente a partir de las denuncias presentadas en las oficinas o a través de medios de comunicación."
El Prelado recordó que "en las oficinas se investigan casos con independencia de la prescripción o del fallecimiento del acusado" y que "de estos 506 casos, hay 103 personas que están ya fallecidas". Asimismo, indicó que 300 "obedecen a denuncias que han ocurrido hace más de 30 años".
No obstante, subrayó que se investigan todos los casos que llegan, incluso los que ya están "prescritos tanto civil como canónicamente", porque el objetivo es "saber las circunstancias de lo que ocurriera".
"Las denuncias se refieren a clérigos, sacerdotes, curas diocesanos, religiosos presbíteros, religiosos ordenados, religiosos que no se han ordenado y popularmente les denominamos 'hermanos', y a laicos que tienen algunas encomienda o trabajo en la Iglesia", dijo.
Finalmente, el Prelado recordó que "la Iglesia se sigue comprometiendo a desarrollar procesos de formación que impidan en lo humanamente posible que esta situación se dé en el presente, así como en el futuro, así como para apartar a aquellas personas que demuestren que son indignas".
Asimismo, subrayó que el objetivo también es salvaguardar la integridad de los miembros que cumplen su misión con dedicación y dignidad y no merecen vivir bajo la sospecha o el señalamiento.
"Nosotros queremos que resplandezca la verdad para que no haya lobos que se disfracen de corderos y sean pastores", dijo.
"Pero también, para que decenas de miles de personas que entregan su vida y lo han hecho a lo largo de todos estos decenios en la actividad educativa, en la actividad catequética, en la actividad misionera, no se vean sometidos a una permanente sospecha y no se pueda decir, porque es manifiestamente injusto, que la iglesia es un lugar inseguro para niños, adolescentes y jóvenes", concluyó.