El Arzobispo de Denver, Mons. Charles Chaput, salió al frente de las insólitas declaraciones del candidato presidencial demócrata John Kerry, que aseguró a la prensa que su fe católica no lo obliga a actuar en política a favor de la vida porque el Concilio Vaticano II concede “libertad de conciencia”.
En nueva columna escrita para el Denver Catholic Register, Mons. Chaput precisa que “los católicos que apelan al ‘espíritu del Vaticano II’ y aducen estar escuchando a sus conciencias cuando ignoran la enseñanza católica en temas públicos de vital importancia, deberían revisar lo que el Concilio realmente dijo”.
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El Arzobispo repasó lo que señalan la Constitución Pastoral Conciliar sobre la Iglesia en el Mundo Actual “Gaudium et Spes” y la Declaración sobre la Libertad Religiosa “Dignitatis Humanae”, en materia de conciencia personal.
Las definiciones expresadas en ambos documentos distan de lo expresado por Kerry y recuerdan, entre otras cosas, que la fidelidad a la recta conciencia obliga la búsqueda de la verdad y “resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad”.
Según el Arzobispo, “siempre estamos obligados a seguir nuestras conciencias. Pero si tomamos en serio nuestra fe católica, también necesitamos reconocer que la conciencia no ‘inventa’ la verdad. Por el contrario, la conciencia debe buscar la verdad fuera y conformarse con ella una vez descubierta –sin importar que sea inconveniente”.
“La conciencia nunca debe ser sólo un tema de opinión personal o preferencia privada. Nunca existe en un vacío de soberanía individual. No es una coartada piadosa para hacer lo que deseamos, o aquello que nos puede hacer ganar las elecciones”, indicó.
El Arzobispo deploró que el Concilio Vaticano II sea “invocado como coartada para los católicos que no hacen caso del grave mal público o que no pueden actuar según su fe en la esfera política”.
“Ésta es una distorsión del mensaje del consejo. También tergiversa la Constitución de Estados Unidos. Los padres fundacionales de América no dijeron, ni quisieron, que la fe religiosa se deba excluir de la discusión cívica. Solo buscaron una cosa: prevenir el establecimiento de una iglesia estatal oficial”, agregó Mons. Chaput.
En este sentido, precisó que “una interpretación puramente secular de la ‘separación iglesia y estado’ realmente daría lugar a la ‘separación del estado y la moralidad’. Y eso sería una catástrofe para el verdadero pluralismo y el proceso democrático”.
Para el Arzobispo, “si somos sinceros con nuestra fe, nunca usaremos la ‘conciencia’ como excusa para esquivar lo que enseña la Iglesia aduciendo críticas teológicas, encuestas de votantes o sondeos de opinión pública, para luego hacer lo que encontramos más conveniente. Eso es deshonesto. Y Dios nos hizo para algo mejor que esto”.