El Arzobispo de Southwark (Inglaterra), Mons. John Wilson, ha señalado que frente a las desoladoras noticias e imágenes de Ucrania de los últimos días, los católicos sí pueden hacer la diferencia para cambiar el rumbo de la guerra.
"Podemos sentirnos paralizados ante el poderío militar y la voluntad política. Nos preguntamos, ¿qué diferencia puedo hacer?", escribió el Arzobispo en una columna de opinión publicada el 1 de marzo.
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Y continuó: "No soy nada; nada más que un testigo impotente del derramamiento de sangre, de un país y un pueblo desgarrados. Hay, y habrá, apoyo material que podemos y debemos dar. Pero hay otra batalla en la que podemos tomar las armas desde lejos. Es la batalla espiritual por la conversión que solo se puede ganar con la oración".
El 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, la Iglesia Católica en todo el mundo se unió a la jornada de ayuno y oración convocada por el Papa Francisco por la paz en Ucrania, país que sufre la invasión de Rusia desde el pasado 24 de febrero.
"Debemos orar por la conversión de corazón de todos aquellos que piensan que la guerra es la respuesta. Debemos orar para que vuelvan a sus sentidos. Debemos orar para que las escamas caigan de sus ojos para ver que nada duradero, nada honorable, nada verdadero y nada santo, se construye jamás a través de la guerra. Debemos rezar para que a todos los comprometidos con la guerra se les rompa el corazón; abierto para abrazar la paz", instó Mons. Wilson en su mensaje.
Asimismo, dijo que mientras se ora "fervientemente" por el pueblo y el gobierno de Ucrania, también se debe orar "por el valiente pueblo de Rusia que está alzando la voz para decir 'no a la guerra'".
"Solo los corazones que buscan la paz pueden reclamar una humanidad civilizada. La guerra no debería tener lugar en el corazón de nadie. La guerra solo destruye nuestro presente y envenena nuestro futuro. No a la guerra, sí a la paz. A través de nuestras palabras y acciones, a través de las palabras y acciones de los gobiernos, debemos hacer que esto sea una realidad. No a la guerra, sí a la paz", reflexionó el Arzobispo de Southwark.
El Prelado recordó que "cuando alguien elige la violencia para lograr su objetivo, nadie gana", por el contrario, "todos pierden en la guerra y el rostro de la humanidad queda desfigurado".
"Ninguno de nosotros puede permanecer indiferente ante el mal que está ocurriendo en Ucrania. Somos el guardián de nuestro hermano y nuestra hermana. Cada uno de nosotros tiene responsabilidad por los demás, persona por persona y nación por nación", enfatizó.
Crítica a la invasión rusa
Mons. Wilson comentó que "la invasión de Ucrania es un acto de agresión injustificado contra una nación democrática y soberana", que "ha traído la guerra a los ucranianos y a Europa".
Desde la madrugada del jueves 24 de febrero, recordó el Arzobispo, se ha "visto con desesperada incredulidad como el país ha sido violado; y continúa".
"El número de muertos está aumentando. Todos los días, los seres queridos están siendo asesinados. Las familias están siendo destrozadas y las personas desplazadas. Los que hace tan solo unos días eran residentes ahora son refugiados. Los enfermos y los ancianos, los bebés y los niños pequeños, se ven obligados a vivir bajo tierra mientras la vida se ve amenazada y los hogares son destruidos", lamentó.
Mons. Wilson subrayó que la guerra "es indignante ante Dios Todopoderoso" y "ante el mundo".
"Ninguna persona sensata, ninguna nación sensata puede creer que, en nuestra época, este ataque sea aceptable en ningún sentido. La opresión injustificada proyecta su sombra oscura sobre Ucrania y nuestro continente; y lloramos. Lloramos ante Dios que exige que cese la guerra. Lloramos ante Dios que exige que esta guerra en Ucrania termine. Lloramos ante Dios por todos aquellos que ya han perdido la vida", continuó.
Mons. Wilson subrayó que "el plan de Dios para su pueblo es paz, no desastre, no guerra".
Finalmente, el Arzobispo se dirigió "a nuestra Madre María, Reina de la Paz", para suplicarle "en oración que interceda por todos sus hijos que sufren".
"Que triunfe el plan de paz de Dios; que Dios traiga un nuevo futuro lleno de esperanza. Que Dios bendiga a todos los que están trabajando por la paz", concluyó.