Se trata del P. Lucas Perozzi Jorge y un grupo de 35 personas que se refugian en la Iglesia de la Dormición de la Virgen María, en Kiev (Ucrania), quienes desde el centro del escenario de la guerra se sumaron a la Jornada de Ayuno y Oración por la Paz convocada por el Papa Francisco.
El 23 de febrero, el Papa Francisco lamentó el "empeoramiento de la situación en Ucrania" y convocó al mundo a realizar una jornada extraordinaria de ayuno y oración por la paz el Miércoles de Ceniza.
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El P. Perozzi, quien es vicario de la Iglesia de la Dormición de la Santísima Virgen María, dijo a Vatican News que ante la amenaza de la guerra, él y otras 35 personas están viviendo dentro de la iglesia "en una parte segura que está bajo tierra", y precisó que "hasta ahora no falta la luz ni la calefacción".
Señaló que es de Álvares Machado, Sao Paulo (Brasil), pero vive en Kiev desde el año 2004; y que si bien mantiene unos fuertes lazos familiares en su país natal, en especial con su padre, y que tuvo la oportunidad de pasar la guerra en un lugar más seguro, sabía que no podía irse.
Relató que estaba llevando un curso fuera de Kiev y que decidió regresar lo más pronto que pudo cuando estalló la guerra. Explicó que entre los refugiados hay miembros de la comunidad, pero también hay otros fieles que han pedido refugio, y aseguró que recibir a la primera familia que buscaba refugio en su iglesia, le confirmó que su misión estaba en la capital de Ucrania.
"Estoy aquí para decir: Dios está aquí. Para que no aparezca otro Nietzsche (filósofo nihilista), por ejemplo, preguntando dónde está Dios en este absurdo, dónde está Dios allí en Ucrania, dónde está Dios actuando a través de Putin. Estoy aquí para decir: Dios está aquí, en medio de toda esta desgracia", subrayó el sacerdote.
Para el P. Perozzi, el saber que la muerte no termina con la vida en la tierra, sino que nos espera la resurrección que Cristo nos prometió, es la verdad que lo mantiene en pie en medio de esta crisis.
"Estamos viviendo cada día como si fuera Pascua, como si hoy tuviéramos que morir", dijo el P. Perozzi.
"No lo creo, estoy convencido [de la resurrección]", afirmó. "Estamos obligados a vivir un día a la vez, pero la resurrección es lo que me mantiene en pie, porque si no hubiera resurrección, no tendría sentido estar aquí", dijo.
"No es si yo creo, estoy plenamente convencido en la resurrección de los muertos, eso es lo que me permite estar aquí", agregó.
Pese a la difícil situación que les toca vivir y al miedo, el P. Perozzi agradeció a Dios el poder estar cerca y acompañar a los refugiados ucranianos en medio de la guerra.
"Estoy viviendo en un contexto que es una gracia, una gracia de Dios. Que no soy digno de vivir nada de esto, porque soy muy débil, soy un cobarde, soy un pecador muy grande, pero lo que estoy viviendo va más allá, porque Dios me da la gracia de ser feliz en medio de todo este lío", dijo.
"Se puede ver la mano de Dios muy fuerte aquí. Estoy viviendo la gratuidad, la gracia del amor de Dios. Poder estar aquí en medio de toda esta situación y poder experimentar el amor de Dios, que es bueno, que es amoroso", agregó.
Además, dijo que se siente agradecido por las oraciones del Papa Francisco, el "capitán de la barca", y de toda la Iglesia universal en esta Jornada de Oración y Ayuno, y aseguró que "Dios está en Ucrania".