En el marco de la Cuaresma, con la vivencia penitencial del ayuno y la abstinencia, hay quienes se preguntan cómo pueden vivir estas prácticas los que nunca comen carne.
El canon 1250 del Código de Derecho Canónico, la ley de la Iglesia Católica, señala que “en la Iglesia Universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma”.
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A continuación, el canon 1251 indica que “todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal”.
Además, precisa que “ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo”.
En las orientaciones a los fieles publicadas por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), se indica que los católicos deberían abstenerse los viernes “de todos los productos derivados de animales (excepto alimentos como gelatina, mantequilla, queso y huevos, que no tienen un sabor a carne)”.
Además de pescado, quienes normalmente comen carne podrían comer “anfibios, reptiles (animales de sangre fría) y mariscos de agua dulce y salada”.
Sin embargo, no hay muchas luces sobre cómo podrían vivir la abstinencia quienes no consumen carne de forma cotidiana, entre ellos los vegetarianos y los veganos.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Mario Arroyo, doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma y catedrático en la Universidad Panamericana en Ciudad de México, señaló que en el caso del ayuno quienes no comen carne igual deben hacer “solo una comida fuerte al día, del tipo que ellos coman”.
Pero en el caso de la abstinencia de carne, indicó, “Hay que ver el espíritu de la norma. Es decir, el espíritu de la norma es privarse de algo que te gusta para ofrecerlo como sacrificio a Dios en unión de los sufrimientos de Cristo en la Cruz”.
“Entonces, ya la generosidad de cada uno le dictará de qué cosa de la comida se puede privar, como puede ser la sal, como puede ser el azúcar, como puede ser el café, como puede ser el tomar un poquito menos de lo que más le gusta, un poquito más de lo que menos le gusta”, señaló.
El sacerdote mexicano precisó que, “de cualquier manera, hay que hacer algún sacrificio para unirnos a la oración espiritual, la oración de la Iglesia durante este tiempo de Cuaresma”.
“Entonces, si uno es vegano o si uno no come carne tiene que adecuar la norma a su situación”, apuntó.
El P. Arroyo expresó luego que “la reflexión en torno a cómo pueden vivir la Cuaresma los que no comen carne se extiende también al resto de la gente”.
“Es decir, uno puede no comer carne el viernes pero darse un atascón de mariscos, o comerse un salmón a la mayonesa que esté realmente delicioso. Y entonces se pierde totalmente el sentido de la penitencia”, dijo.
El sacerdote subrayó que “lo ideal” ante estas ocasiones de penitencia “es que cada quien se plantee: ‘¿qué cosa me puedo privar por amor a Dios este día?’”.
“Los que comemos carne, pues el comer carne, pero dándole un sentido de sacrificio, no nada más de costumbre o de rutina, o de oportunidad para degustar otros mariscos, otro tipo de alimentos”, expresó.
Por el contrario, sugirió, debemos “volver al sentido original de la norma, que es acompañar de cerca a Nuestro Señor Jesucristo y ayudarle a llevar el peso de la Cruz” y “participar nosotros, aunque sea un poquito, de ese padecimiento, privándonos voluntariamente de algo”.
“Esa privación fortalece nuestra voluntad, nos hace estar por encima de las inclinaciones materiales, de las inclinaciones de nuestro cuerpo y nos ayuda a purificar el espíritu y elevar el alma hacia Dios”, destacó.
Publicado originalmente el 1 de marzo de 2022. Actualizado para su republicación.