Durante la Audiencia General de este miércoles 23 de febrero, el Papa Francisco recordó que la Iglesia celebra hoy la memoria litúrgica de San Policarpo y alentó a imitar su fidelidad a Cristo.

"Hoy celebramos la memoria litúrgica de San Policarpo, discípulo de los apóstoles y Obispo de Esmirna. Que su fidelidad a Cristo, hasta el martirio, despierte en todos el deseo de seguir al Divino Maestro cooperando generosamente en su obra de reconciliación y de paz", dijo el Santo Padre.

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Cada 23 de febrero la Iglesia recuerda a San Policarpo, obispo y mártir de la Iglesia primitiva que nació alrededor del año 70 en Esmirna, antigua provincia del Imperio romano, hoy parte de Turquía.

San Policarpo es considerado uno de los tres Padres Apostólicos, al lado de Clemente de Roma e Ignacio de Antioquía.

De acuerdo con testimonios de la época, San Policarpo fue discípulo del apóstol San Juan, cuya guía espiritual fue determinante para que alcanzara un profundo conocimiento de las enseñanzas de Cristo. 

Policarpo es considerado uno de los obispos más famosos de los primeros siglos y tuvo como discípulos a San Ireneo de Lyon y San Papías, entre otros.

Desde la sede de Esmirna, Policarpo alentó a los fieles a encarnar el mensaje evangélico y tener cuidado de aquellos que enseñaban doctrinas alejadas de la verdad de Jesucristo. Con ese propósito, condenó las primeras herejías que ya empezaban a hacer estragos entre los fieles. Así lo describe San Ireneo de Lyon:

"Él enseñó siempre la doctrina que había aprendido de los apóstoles. Llegado a Roma bajo Aniceto apartó de la herejía de Valentín y Marción a un gran número de personas y los devolvió a la Iglesia de Dios, proclamando que había recibido de los apóstoles una sola y única verdad, la misma que era transmitida por la Iglesia".

De Policarpo se conservan algunos textos, en medio de los cuales destaca la Epístola a los filipenses; una carta que por su expresividad y cercanía con los textos de los evangelistas contribuyó al establecimiento del canon bíblico (Nuevo testamento).

Eusebio de Cesarea señaló que en 154 San Policarpo visitó Roma para dialogar con el Papa Aniceto en torno a la unificación de la fecha de celebración de la Pascua entre los cristianos de Oriente y de Occidente.

El martirio de San Policarpo ocurrió el 23 de febrero del año 155. Aquel día el santo fue llevado ante el procónsul Decio Quadrato, quien le ofreció perdonarle la vida si renunciaba al cristianismo. San Policarpo se negó y fue condenado a la hoguera.

"Me amenazas con fuego que dura unos momentos y después se apaga. Yo lo que quiero es no tener que ir nunca al fuego eterno que nunca se apaga", fueron las palabras del santo, registradas en las actas de su martirio. Finalmente, sus verdugos atravesaron su corazón con una lanza.