Al recordar que este segundo domingo de Pascua dedicado a la fiesta de la Divina Misericordia, el Papa Juan Pablo II señaló durante la oración del Regina Caeli que el mundo necesita hoy más que nunca experimentar la misericordia del Señor.
El Pontífice recordó que Jesús expresó su infinita misericordia desde la Cruz “donde ofreció a todos el don del perdón y la reconciliación”; y el día de su resurrección, apareció entre los discípulos saludándolos con la paz. “La Paz es el don por excelencia de Cristo crucificado y resucitado, fruto de la victoria de su amor sobre el pecado y sobre la muerte”.
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“Al ofrecerse a si mismo, inmaculada víctima de expiación en el altar de la Cruz, Él ha derramado sobre la humanidad la ola benéfica de la Divina Misericordia”, agregó.
El Santo Padre recordó que Jesús, “manifestación perfecta de la Divina Misericordia”, “infunde en el corazón humano que es un abismo siempre expuesto a la tentación del mal, el amor misericordioso de Dios”.
Al celebrarse hoy el Domingo de la Divina Misericordia, “el Señor también nos envía a nosotros a llevar a todos la paz, fundada en el perdón y la remisión de los pecados. Se trata de un don extraordinario, que Él ha querido unir al sacramento de la penitencia y la reconciliación”.
Cuánta necesidad tiene la humanidad