El Arzobispo de Guayaquil, Mons. Luis Cabrera, presidió este sábado 12 de febrero una Misa en la que acogió la campana llamada "La Voz de los No Nacidos", que el Papa Francisco bendijo en octubre y que llega a Ecuador en medio del debate de un proyecto de ley sobre el aborto por violación.
"No somos dioses para decidir quién vive y quién muere", dijo el Arzobispo en la homilía de la Misa que presidió esta mañana en la Catedral de Guayaquil.
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"El secularismo, bajo el concepto de Estado Laico, ha ido destruyendo la conciencia religiosa; poco a poco nos han convencido que cada uno es un dios, capaz de hacer de su vida lo que quisiera, sin que importen los más pequeños y débiles", explicó el Prelado ecuatoriano.
"He aquí queridos hermanos la gran tentación del ser humano: declarase creador de sí mismo y de cuanto existe y ser capaz de fabricarse sus nuevos 'becerros de oro', como el dinero, el poder, la fama, la ley, la ciencia, la ley, la política; dioses que se creen con el derecho de decidir quién vive y quién muere", resaltó Mons. Cabrera.
Tras explicar que la campana "La Voz de los no Nacidos" busca anunciar la buena noticia del Evangelio de la Vida, el Prelado ecuatoriano destacó que también quiere despertar la conciencia, que "puede estar dormida por falta de formación o quizás por algún interés social, político o económico".
"En la historia, hubo épocas en que éramos inconscientes de la gravedad de muchos crímenes, como la esclavitud, los abusos de menores, la trata de personas, la violencia contra la mujer, los robos al Estado y, ahora, el aborto provocado. Por eso decimos ¡Es hora de despertar!".
Mons. Cabrera dijo que es necesario también "despertar la conciencia, para convencernos de una vez por todas, que la vida comienza en la concepción, tal como lo demuestra la ciencia médica. La ciencia médica dice que la vida comienza ahí, no hay cómo perderse".
Por este motivo, "en la campana están esculpidos el código genético y una ecografía de un niño en el vientre de una madre gestante. Por su ADN, cada vida es única e irrepetible. Eso es maravilloso, no somos hechos en serie, no somos estadísticas".
La campana también quiere "despertar la conciencia ética y moral para comprender que es malo todo acto que atente contra la dignidad de la vida humana, más aún si se trata de seres inocentes e indefensos".
"Una conciencia ética y moral que diga también las consecuencias físicas, psíquicas, familiares y sociales de un aborto químico o quirúrgico. La conciencia ética nos ayuda por lo tanto a discernir lo que es correcto o incorrecto en todas las circunstancias de la vida".
El Arzobispo subrayó que "también debemos despertar la conciencia jurídica para que ponga la ley al servicio de la vida desde la concepción, como está establecido en el artículo 45 de la Constitución".
"Es absurdo que se regatee hasta qué semana es lícito abortar, sabiendo que, en cualquier fase de la gestación en que se practique, muere un ser humano", lamentó.
El Prelado alertó asimismo que "la mayor discriminación es legalizar la muerte de quienes han sido concebidos en circunstancias difíciles con la pretensión de solucionar otros crímenes, como la violación".
Mons. Cabrera dijo además que "un ser humano que muere en un aborto voluntario también es víctima de nuestra indiferencia, de nuestra complicidad o de nuestra cobardía, ya sea personal o social".
Tras precisar que es necesario que la política sirva a los derechos humanos, el Arzobispo de Guayaquil indicó que es necesario despertar la conciencia religiosa, que demuestra que "todo ser humano, independientemente del modo en que haya sido concebido, es acogido y amado por Dios; y Dios tiene tantos sueños que realiza en las personas".
El Prelado señaló que "esta campana nos seguirá recordando sus voces, sobre todo cuando pretendamos olvidarlas, aduciendo que se trata solo de un óvulo fecundado, un cigoto, un embrión o un feto sin pensamiento y sin vida".
"Queridos hermanos, que María, la madre de los no nacidos, nos acompañe en esta gran misión de anunciar la vida, despertar la conciencia y recordar la voz de los no nacidos, como el sonido de la campana", concluyó.
La campana "La Voz de los no Nacidos" tiene grabada la frase del profeta Jeremías "Antes de que yo te formara en el vientre de tu madre, ya te conocía. Antes de que nacieras, ya te tenía consagrado".
También se puede apreciar en la campana la imagen de dos tablas de piedra que simbolizan los 10 mandamientos de Dios.
En una están las palabras de Jesús: "No penséis que he venido a abolirla ley", en la otra el Quinto mandamiento: "No matarás".
Además, fueron grabadas dos manos que sostienen un corazón con los escudos de Polonia y Ecuador, y la frase: "Respeta, defiende, ama y sirve a la vida, ¡A toda vida humana!", de la encíclica Evangelium vitae (Evangelio de la Vida) del Papa San Juan Pablo II.