A raíz de la discusión que sostiene la Convención Constitucional para definir el rol de la libertad religiosa en Chile, el Obispo de San Bernardo (Chile), Mons. Juan Ignacio González, afirmó que las confesiones religiosas son un factor social esencial para el país.
La reflexión del Obispo se da en el marco de la discusión que sostiene la Convención Constitucional, organismo a cargo de redactar una nueva Constitución para Chile.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En su quehacer, la comisión de Derechos Fundamentales discute una de las iniciativas populares ingresadas para definir si debe o no quedar consagrado el derecho a la libertad de conciencia y religión en la Carta Magna.
La iniciativa Nº 3.042 sobre "Libertad de conciencia y religión" fue propuesta por distintas confesiones religiosas presentes en Chile y con el apoyo de 28.705 firmas ciudadanas.
"Las confesiones religiosas son un factor social esencial en nuestra patria. Miles de personas lo agradecen cada día. Las nuevas leyes deben tener en cuenta este doble ámbito de su aporte al bien común. El espiritual, que toca el corazón del que sufre, y el material, que alimenta el cuerpo que padece", expresó Mons. González en una carta al diario El Mercurio.
La reflexión surgió luego que en una de las sesiones se preguntó sobre el papel de la Iglesia durante la pandemia.
En su reflexión, el Obispo comentó que "lo primero ha sido estar junto a la gente que lo pasaba mal. Es difícil cuantificar aquello, pero ahora que surge con claridad todo el inmenso tema de las soledades, las depresiones, la angustia del encierro y tantas otras realidades aún presentes; miles de personas, sacerdotes, religiosas y laicos, estuvieron allí: con la familia que sufre, con el entubado en los hospitales, con los adultos mayores solos y en la desesperanza.
"Fue un tiempo de constante acción pastoral, silenciosa y focalizada". "Cada parroquia, cada comunidad cristiana, conoce a sus gentes y sabe bien dónde está el sufrimiento. Una auténtica movilización espiritual, especialmente de jóvenes, que iban y venían. Es el mandamiento del amor al prójimo, corazón de la vida de la Iglesia, hecho carne en el más carenciado", sostuvo Mons. González.
Entre los ejemplos, el Obispo de San Bernardo mencionó que se destinaron en forma gratuita las instalaciones para atender a los contagiados, para asistir a los que estaban abandonados y los adultos mayores.
También se organizó un sistema de distribución de alimentos, ropa de abrigo, vales de gas, cajas de alimentación, ropa de invierno nueva, materiales para evitar los contagios, entre otros, que se calculó en un monto aproximado de 4.500 millones de pesos en el 2020.
Los recursos llegaron de 239 fuentes distintas, como fieles, particulares, organismos de la Iglesia Católica, entidades públicas y privadas, fundaciones, municipios y "cientos de miles de ayudas de personas anónimas", entre otros; mismos actores que en algunos casos apoyaron la distribución en conjunto con las respectivas diócesis y Cáritas Chile.
"¿Cómo fue posible llegar a cientos de miles de familias? Por la organización capilar de una Iglesia que tiene miles de lugares de culto, capillas y locales comunitarios donde se recepcionaba y distribuía la ayuda, más allá de toda influencia o clientelismo, movido solo por el amor a Dios y al prójimo, pura y simplemente", expresó Mons. González.
"En resumen, las diversas confesiones hicieron un aporte social a la vida del país que solo los beneficiarios directos y Dios conoce bien", destacó el Obispo de San Bernardo.