La comunidad de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en la localidad Mieze (Mozambique), ha tallado un crucifijo de madera ante el que se reza en memoria de las víctimas de las masacres perpetradas por los terroristas islámicos desde el 2017.

Los cristianos que viven en la localidad de Mieze, al oeste de la Diócesis de Pemba, provincia de Cabo Delgado, tallaron la cruz con madera quemada de la casa de un cristiano, y además han creado lugares especiales para la oración.

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"La cruz se hizo con la madera quemada de la casa de un cristiano y el Cristo está roto en pedazos porque queremos recordar la situación de tantas personas, tantos hombres, mujeres y niños que han sido descuartizados", explicó el P. Edegard Silva, un misionero saletino brasileño radicado en Cabo Delgado.

"Por eso el cuerpo, las piernas, los brazos y la cabeza de Cristo están separados, porque expresan la realidad de tanta gente aquí en esta guerra de Cabo Delgado", agregó el presbítero durante una entrevista concedida a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).

Según ACN toda la comunidad cristiana de la localidad de Mieze vivía antes en el distrito de Muidumbe, capital de Cabo Delgado, pero debido a la violencia se vio obligada a "rehacer su vida en otros lugares, ya sea en campos de reasentamiento o en pueblos acogidos por parientes y amigos". 

Uno de los atentados más devastadores ocurrió contra la misión católica de Nangololo (Muidumbe) en octubre de 2017. La misión fue quemada hasta las cenizas, dejando inhabitables las casas de cristianos, la parroquia, la casa cural y demás edificios.

En otro ataque, ocurrido entre el 6 y el 8 de noviembre de 2020, fueron decapitados 50 jóvenes en un campo de fútbol de la villa de Muatide.

Ante esta situación, el P. Edegard Silva también tuvo que huir de Muidumbe y asentarse en Mieze.

Él ha sido uno de los principales promotores de la creación de nuevos espacios para rezar: uno para rezar el Vía Crucis y otro para el Rosario misionero.

Cada vez que rezan el Vía Crucis, los cristianos de Mieze recuerdan el horror de la guerra, la violencia y la muerte en Cabo Delgado.  

El sacerdote misionero contó que la cruz de madera quemada con el Cristo en pedazos es el elemento central del rezo del Vía Crucis, que se realiza en un pequeño espacio construido con estacas de madera trenzada y cubierto de paja, como todas las casas de los pueblos de la provincia.

En la entrada, en un pequeño cartel se puede leer: "Este es el rostro de Jesús en Cabo Delgado".

Justo al lado, señala ACN, hay un terreno abierto con un Rosario gigante dibujado en el suelo.


Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN)

"El objetivo es recordar la dimensión mariana de la Iglesia y la solidaridad en tantas partes del mundo", dijo el P. Edegard.

El misionero calificó de "hermosa realidad" que "en todas las Misas haya siempre una oración por la paz en Mozambique y en el mundo".

"No pedimos la paz splo para Cabo Delgado, porque esta realidad de la guerra no existe sólo aquí. El Rosario se abre al mundo, este es el Rosario misionero. Cuando lo rezamos, pedimos por la paz en todos los continentes, por la solidaridad y también por nosotros mismos", dijo.

"Cuando llevamos a la oración nuestros dolores, no solo queremos rezar por el dolor en Cabo Delgado, sino también por las penas del mundo, las cruces del mundo", agregó.

En Cabo Delgado, hay un número muy alto de víctimas de la violencia, del terrorismo, de la intolerancia religiosa. Desde el comienzo del conflicto ha habido más de tres mil muertos y más de 850.000 desplazados.