El Patriarca de la Iglesia Católica de rito Maronita de Antioquía, Cardenal Béchara Boutros Raï, rechazó que en medio de la "crisis devastadora" que vive el Líbano, se pretendan imponer nuevos impuestos a los libaneses en el plan de presupuesto anual 2022, que incluye controvertidas medidas que se están discutiendo en el gobierno los últimos días.
El domingo 23 de enero, durante la celebración de la Misa dominical, el Cardenal Béchara Boutros Raï rechazó la posible imposición de nuevos impuestos a los libaneses como una medida de recuperación económica, pues afirmó que agravaría la crisis y pobreza en el país.
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El Purpurado reiteró en su homilía que "en la grave fase que atraviesa el país, un aumento de los impuestos sólo tendría el efecto de hacer irreversible el colapso económico del Líbano, empobreciendo aún más a las familias y golpeando las actividades productivas", indicó la agencia vaticana Fides.
El Cardenal Raï explicó que si bien subir los impuestos es "comprensible y tolerable en fases de recuperación y crecimiento económico", se vuelve "un factor más de injusticia y sufrimiento" para el pueblo del Líbano, "que lucha contra una crisis devastadora", que está llevando a la mayoría "por debajo del umbral de la pobreza", indicó Fides.
El Purpurado también se refirió al "liberalismo económico" como el medio que en el pasado garantizó el progreso en el Líbano, y aseguró que su debilitamiento ha traído repercusiones graves en la economía nacional actual.
"Desde la creación del Estado del Líbano, el liberalismo económico ha sido el secreto de la prosperidad, el crecimiento y el progreso del Líbano, fomentando el crecimiento del empleo y la inversión financiera en todos los sectores", dijo.
Gracias al liberalismo económico se crearon "oportunidades de trabajo y conexiones entre la economía libanesa y la economía mundial antes de la aparición de la globalización", agregó.
Sin embargo, "el colapso económico del Líbano comenzó con el debilitamiento del liberalismo libanés en sus dimensiones económica y social", concluyó.
Medidas controvertidas del nuevo plan económico
En el Líbano, los representantes del gobierno deben pertenecer a las tres confesiones más importantes del país: cristiano maronita, musulmán suní y musulmán chií.
Según la Constitución del Líbano, el Presidente debe ser un cristiano maronita, independientemente del partido político; el Primer Ministro, un musulmán suní; y el portavoz de la cámara, un musulmán chií.
El 24 de enero, el Consejo de ministros del Líbano, presidido por el Primer Ministro Najib Mikati, se volvió a reunir en el palacio presidencial de Baabda, por primera vez luego de tres meses de haberse suspendido las reuniones.
Los ministros discutieron principalmente el proyecto de presupuesto económico anual, que según sus impulsores pretende responder a la grave crisis financiera en el país.
En el proyecto, que de acuerdo a Fides fue "elaborado por Youssef Khalil, ministro de Finanzas políticamente vinculado al presidente del Parlamento, el chiíta Nabih Berri", se propuso aplicar tipos de cambio monetario que fueron ampliamente criticados.
Según la agencia Reuters, el ministro dijo a la emisora Al Jadeed que si bien no había un acuerdo fijo, "las cifras podrían no estar muy lejos" de tipos de cambio que oscilan entre las 15 mil y 20 mil libras por dólar, un rango que según una fuente oficial de Reuters "se aplicaría para los gastos operativos".
También, el ministro dijo que una plataforma del banco central, el Banque du Liban [Banco del Líbano], determinaría la tasa que se aplicaría "a las transacciones aduaneras". Al respecto, Reuters informó que el lunes, esta tasa fue de un promedio de 23.300 libras por dólar.
Actualmente, el tipo de cambio oficial en el Líbano es de 1.500 libras por dólar. Es importante destacar que "la libra libanesa ha perdido más del 90% de su valor desde que estalló la crisis en 2019, hundiendo a la mayoría de los libaneses en la pobreza", indicó Reuters.
El 23 de enero, Hezbolá, organización islámica musulmana chií libanesa que cuenta con un brazo político y otro paramilitar, dijo que el texto del proyecto no era un "buen augurio", criticó los aumentos de impuestos propuestos y dijo que no podía apoyarlo, indicó Reuters.
Por su parte, el Movimiento Patriótico Libre, el partido cristiano fundado por el Presidente del Líbano, Michel Aoun, objetó un artículo del plan del proyecto económico, que autoriza al ministro de Finanzas fijar el tipo de cambio, informó la agencia.
Mientras que, según Reuters, el ministro Najib Mikati espera que la aprobación del proyecto "ayude a las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional", entidad que dijo el 21 de enero que "tenía la intención de 'permanecer estrechamente comprometida en las próximas semanas, para ayudar a las autoridades a formular una estrategia de reforma integral".
Según Fides, la suspensión de las reuniones del gobierno "es una nueva muestra de la parálisis que parece atenazar a las instituciones y a los bloques políticos ante la crisis sistémica del país".
Por su parte, los medios internacionales señalan que el gabinete ministerial no se reunió desde octubre de 2021 por presiones de los partidos chiíes Hezbolá y Amal, pues supuestamente buscarían que el Ejecutivo intervenga contra el investigador judicial de la trágica explosión en el puerto de Beirut de 2020, quien investiga a exministros de Amal por presunta negligencia.
El 4 de agosto de 2020, más de 200 personas murieron, más de seis mil resultaron heridos y gran parte de la ciudad de Beirut quedó destruida, luego de la explosión de un almacén que contenía 2700 toneladas de nitrato de amonio, y se ubicaba en el puerto local.
El origen de la crisis económica
Desde hace dos años, el Líbano se encuentra en una profunda crisis económica que es considerada una de las más agudas del mundo, por la grave depreciación de la libra libanesa, y la hiperinflación, que se sitúa por encima del 150%. Esta situación se vio agravada con las consecuencias de la pandemia del COVID-19 y de la explosión en el puerto de Beirut.
Según señaló la agencia vaticana Fides, "la grave crisis que atraviesa el Líbano también plantea interrogantes sobre el carácter artificial y frágil de la recuperación económica del país tras los terribles años de la guerra civil".
"La recuperación se produjo de forma desordenada, inflada por la burbuja de la 'reconstrucción' inmobiliaria, que cimentó gran parte de la franja costera, con rascacielos construidos por arquitectos de renombre internacional y centros comerciales llenos de boutiques de marcas de moda".
Según Fides esta "recuperación" lamentablemente "no se basó en un desarrollo razonado de la economía real", que a su vez "estuvo cada vez más condicionada por las recetas de 'ingeniería financiera' y 'finanzas creativas' que también siguió el Banque du Liban [Banco del Líbano], banco central que fue dirigido desde 1993 por Riad Salameh, un antiguo banquero de Merrill Lynch".
Además, señaló que "los analistas" explican que "la situación se ha visto agravada por el menguante apoyo económico prestado en el pasado por los países árabes del Golfo". Ellos "han comenzado a escatimar su apoyo a los gobiernos libaneses, caracterizados por el importante papel del partido chiíta Hezbolá, vinculado a Irán".
"Si el pueblo libanés ha logrado sobrevivir a este duro invierno, se debe en gran medida a las remesas de los millones de libaneses en el extranjero que envían ayuda cada mes a sus amigos y familiares en su país", concluyó.