El Pontificio Consejo “Cor Unum”, conocido como “la oficina de la caridad papal” anunció en su informe anual que la ayuda económica entregada en nombre del Papa Juan Pablo II al mundo entero para ayudas de emergencia y promoción humana ascendió a 6 millones 482 mil dólares en 2003.
El informe de Cor Unum señala que las sumas entregadas al Papa para los hombres, mujeres y niños que sufren en el cuerpo y en el espíritu procede de los fieles, parroquias, oficinas diocesanas e institutos religiosos en todo el mundo.
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Al respecto, se señala que los católicos del mundo han sido especialmente generosos en responder al Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma de 2004 cuyo tema era: “El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe” y en el que escribe: “Pienso con grata admiración en todos los que se hacen cargo de la formación de la infancia en dificultad, y alivian los sufrimientos de los niños y de sus familiares causados por los conflictos y la violencia, por la falta de alimentos y de agua, por la emigración forzada y por tantas injusticias existentes en el mundo”.
El informe señala que se ha entregado un total de un millón 680 mil dólares para proyectos de promoción humana en 33 países y ayuda de emergencia en 23 países afectados por terremotos, inundaciones, guerras, sequía y hambruna; esta ayuda se destina también a los emigrantes, refugiados y víctimas del VIH/SIDA.
Los fondos restantes se entregaron a las dos fundaciones instituidas por Juan Pablo II dentro de Cor Unum: un millón 843 mil dólares a la Fundación Juan Pablo II para el Sahel, establecida en 1984 para combatir el drama de la desertificación en el norte de África; y dos millones 959 mil dólares a la Fundación Populorum Progressio, creada en 1992 para ayudar a las poblaciones campesinas e indígena de América Latina y el Caribe.
El informe de Cor Unum observa además que “en algunos casos particulares el Santo Padre ha enviado a las zonas interesadas al Arzobispo Paul Josef Cordes como su mensajero especial para manifestar la cercanía espiritual de la Iglesia Universal y de la Sede Apostólica a las poblaciones afectadas y para animar a cuantos se dedicaban a las actividades de socorro”.