En una reciente entrevista, la hermana Gloria Narváez, religiosa colombiana que pasó casi cinco años secuestrada por terroristas musulmanes, recordó el importante trabajo que desarrolló su comunidad a favor de las mujeres en África.
En las declaraciones recogidas por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), la hermana Gloria señaló que su congregación, las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, han tenido presencia en Malí durante cerca de 25 años, trabajando por la "promoción de la mujer".
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"Empezamos a trabajar en la alfabetización, porque sabemos que la mujer allá no tiene la oportunidad de ir a la escuela. Los hombres son los que van a la escuela, las mujeres para hacer los oficios, para ir a traer agua a los pozos, para ir a traer la leña, para barrer".
Al mismo tiempo, dijo, la mujer es la que educa y alimenta a los hijos.
"Nos desplazamos como a 17 o 18 veredas (N.d.R.: poblados)", recordó, señalando que prepararon "metodologías propias para poder trabajar con la mujer y enseñarle a leer y a escribir".
Cuando recién se acercaban a las mujeres, señaló, estas se mostraban "nerviosas, temblaban".
Poco a poco les fueron enseñando a contar con los dedos de las manos, y llegaron a crear "mercaditos", en los que las mujeres de los pueblos simulaban comprar y vender productos.
Poco a poco, señaló, aprendieron "a leer, a escribir, a bordar, a coser".
"Ellas elaboraban los propios paños, porque allá es muy típico eso, un paño bordado donde cargan atrás el bebé", dijo.
Además, señaló, "ellas mismas vendían estos paños, ya con esto ayudaban económicamente a la familia, educaban a sus hijos, se ayudaban ellas mismas".
También implementaron un sistema de microcréditos: "se les prestaba 5 mil francos CFA (unos 8,6 dólares), 10 mil, y pagaban un interés de 50 (0.08 dólares), 100 francos".
"Con ese dinerito, las mujeres podían hacer sus propios negocios, su propio comercio: sembrar ensaladas, cebolla, tomate, maní y vender en el mercado", recordó.
La religiosa destacó que este trabajo a favor de las mujeres ayudó a hacerlas sentir "ese amor por ellas, (que) se acepten así, y, sobre todo, que se valoren como mujeres, que no tengan miedo a nada, que sean capaces de ellas mismas trabajar a hacer sus cosas y poder defenderse, no estar siempre dependiendo del marido".
En Malí, dijo la hermana Gloria, la mujer es "muy maltratada" y no se puede expresar libremente. Con el trabajo realizado por las religiosas, destacó, "logramos muchísimo con esto, que la mujer se exprese, que la mujer dé sus opiniones".
"Para nosotros fue una experiencia muy linda con todas las hermanas".
En los casos de mujeres embarazadas, señaló, ayudaron a que un médico ginecólogo las atendiera y asesorara junto a sus esposos.
"Yo les decía: Dios ha hecho todo, Él es grande nosotros, nosotros no hemos hecho nada".
Con el tiempo, relató, "la mujer ya perdió el miedo, ya se podía dar a conocer. Hacíamos tardes culturales donde ya se hacía teatro. Todo eso le dio como más campo a que la mujer participe".
La hermana Gloria Narváez fue secuestrada el 7 de febrero de 2017 por hombres armados del Frente de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (SGIM), una rama de Al Qaeda con sede en Mali.
El secuestro se produjo en la zona de Karangasso, en la zona fronteriza entre Malí y Burkina Faso.
Después de muchos años de oraciones y trabajo por su libertad, la hermana Gloria fue liberada el 9 de octubre de 2021.
Al día siguiente de su liberación, el Papa Francisco la saludó en el Vaticano y luego le dio su bendición, antes de presidir una Misa en la Basílica de San Pedro.
El 17 de noviembre de 2021, la religiosa volvió a su natal Colombia.