El Papa Francisco recibió esta mañana en el Palacio Apostólico del Vaticano a una delegación de emprendedores de Francia, a quienes ofreció algunas reflexiones ancladas en el Evangelio para ser "líderes según el corazón de Dios", en medio de mundo competitivo, marcado también por el individualismo y la indiferencia.
En su discurso, el Santo Padre explicó dos pares de conceptos que "parecen estar siempre en tensión, pero que el cristiano, ayudado por la gracia, puede unificar en la propia vida: ideal y realidad; autoridad y servicio".
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Esto, dijo, con la intención de "ayudarlos a desarrollar su papel de líderes según el corazón de Dios".
Para hablar del primer binomio, "ideal y realidad", el Papa recordó su homilía de la Misa de la Solemnidad de María Madre de Dios el 1 de enero, en la que habló del "escándalo del pesebre", cuando la Virgen "se vio obligada a traer al mundo al hijo de Dios en la pobreza de un establo".
"Esperamos que todo vaya bien y luego llega, como un rayo en el cielo sereno, un problema inesperado. Y se crea un doloroso choque entre la expectativa y la realidad", dijo el Santo Padre en esa ocasión.
El Papa resaltó en su discurso hoy el desafío de luchar por el bien común, acatando "obligaciones de los sistemas económicos y financieros actualmente vigentes, que con frecuencia parecen olvidar los principios evangélicos de la justicia social y de la caridad".
"Imagino que a veces, su encargo les pesa, su conciencia entra en conflicto cuando el ideal de justicia y de bien común que imaginaron no se ha podido realizar; y que la dura realidad se les presenta como una ausencia, un revés, un remordimiento o un shock".
El Santo Padre explicó que, como María, no se deben desalentar ante esta situación que podría ser su "escándalo del pesebre" y, como ella, deben custodiar y meditar en el corazón para seguir adelante.
"Custodiar es acoger, pese a la oscuridad y en la humildad, las cosas difíciles de aceptar que no hemos querido, que no pudimos impedir, no buscar camuflar o 'trucar' la vida, o fugar de las propias responsabilidades".
Y meditar, resaltó el Papa Francisco, es "en la oración, unificar las cosas bellas y feas de las que está hecha la vida, para entender mejor su relación y sentido en la perspectiva de Dios".
Sobre el segundo binomio, "autoridad y servicio", el Pontífice recordó que Jesús les dijo a los Apóstoles que quien quiera ser el primero, debe ser el último y servidor de todos.
"La misión del dirigente cristiano se parece, en muchos aspectos, a la del pastor, de quien Jesús es modelo, y que sabe ir delante de la grey para indicar el camino, sabe estar en medio para ver lo que sucede y sabe ir atrás para asegurarse que ninguno pierda el contacto", dijo el Papa Francisco.
"He exhortado con frecuencia a los sacerdotes y obispos a tener 'olor a oveja', a insertarse en la realidad de cuantos les han sido confiados, conocerlos, hacerse cercanos a ellos. ¡Creo que este consejo vale también para ustedes!".
Por ello, el Papa alentó a los emprendedores a ser cercanos "a quienes colaboran con todos ustedes en todos los niveles: a interesarse en sus vidas, a darse cuenta de sus dificultades, sus sufrimientos, sus inquietudes, pero también sus alegrías, proyectos y esperanzas".
"Ejercer la autoridad como un servicio requiere compartirla. También aquí, Jesús es nuestro maestro, cuando manda a los discípulos en misión dándoles su misma autoridad".
El Santo Padre resaltó asimismo que "el dirigente cristiano está llamado a considerar con atención el lugar asignado a todas las personas de su empresa, también aquellas cuyas obligaciones podrían parecer de menor importancia, porque cada uno es importante a los ojos de Dios".
Francisco reconoció luego que "el Evangelio puede ser exigente y difícil de poner por obra en un mundo profesional competitivo. Sin embargo, los invito a tener la mirada fija en Jesucristo, con su vida de oración y ofreciendo el trabajo cotidiano".
"Él ha experimentado en la cruz el amor hasta el final, cumpliendo su misión hasta dar la vida. También ustedes tienen que tomar sus cruces, pero confíen: Él nos ha prometido acompañarnos 'hasta el fin del mundo'".
Para concluir, el Santo Padre animó a "no dudar en invocar al Espíritu Santo para que guíe sus decisiones. La Iglesia necesita su testimonio".