Antes de dirigir el rezo del Ángelus este 6 de enero, Solemnidad de la Epifanía, el Papa Francisco invitó a abandonar la pretensión de autosuficiencia para adorar a Jesús con humildad y no rezar solamente cuando necesitamos algo.
Al reflexionar en la figura de los Reyes Magos el Santo Padre explicó que "la adoración pasa por la humildad de corazón" y advirtió que "quien tiene el afán de adelantar, no nota la presencia del Señor. Jesús pasa cerca y es ignorado, como les sucedió a muchos en aquel tiempo, pero no a los magos".
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Por ello, el Papa alentó a abondonar "nuestra pretensión de autosuficiencia" porque "si nos hacemos pequeños por dentro, redescubriremos el asombro de adorar a Jesús".
En esta línea, el Santo Padre sugirió cuestionarnos "¿Cómo está mi humildad? ¿Estoy convencido de que el orgullo impide mi progreso espiritual? Ese orgullo, expresado o escondido, que siempre cubre el impulso hacia Dios. ¿Trabajo sobre mi docilidad, para estar disponible para Dios y los demás, o estoy siempre centrado en mí mismo y en mis exigencias? ¿Sé dejar de lado mi punto de vista para abrazar el de Dios y el de los demás? Y finalmente, ¿rezo y adoro solo cuando necesito algo, o lo hago constantemente porque creo que siempre necesito a Jesús?".
"Los magos comenzaron el camino mirando la estrella y encontraron a Jesús. Caminaron mucho. Hoy podemos recibir este consejo: mira la estrella y camina. No dejen nunca de caminar, no dejen de mirar la estrella. Este es el consejo de hoy, fuerte: mira la estrella y camina, mira la estrella y camina", afirmó el Papa.
Además, el Santo Padre invitó a reflexionar en la Solemnidad de la Epifanía que los magos emprendieron un largo viaje bajo la guía del "signo prodigioso de una estrella, y cuando al final llegaron a la meta, en lugar de encontrar algo prodigioso, ven a un niño con su madre" y añadió "podrían haber protestado: '¿Todo un largo camino y tantos sacrificios para ver a un niño pobre?'. Y, sin embargo, no se escandalizan y no se sienten defraudados. No se quejan, se postran. Entraron en la casa -dice el Evangelio-; vieron al niño con su madre María y, postrándose, le adoraron".
"¡Pensemos en estos sabios que llegan de lejos, ricos, cultos y famosos, y se postran, es decir, se inclinan hasta el suelo para adorar a un niño! Sorprende este gesto tan humilde de hombres tan ilustres. Postrarse ante una autoridad que se presentaba con los signos del poder y la gloria era normal en aquellos tiempos. E incluso hoy no sería extraño. Pero frente al Niño de Belén no es fácil. No es fácil adorar a este Dios, cuya divinidad permanece oculta y no parece triunfante. Significa acoger la grandeza de Dios, que se manifiesta en la pequeñez", indicó el Papa.
En este sentido, el Pontífice describió que al postrarse y adorar al Niño en Belén "los magos demuestran que acogen con humildad a Aquel que se presenta en la humildad. Y así se abren a la adoración de Dios" y añadió que "los cofres que abren son imagen de su corazón abierto: su verdadera riqueza no consiste en la fama y el éxito, sino en la humildad, en el hecho de considerarse necesitados de salvación".
"Queridos hermanos y hermanas, si en la base de todo nos ponemos siempre a nosotros con nuestras ideas y presumimos de tener algo de qué jactarnos antes Dios, nunca lo encontraremos plenamente, no llegaremos a adorarlo. Si no caen nuestras pretensiones y vanidades, nuestro pundonor y deseo de sobresalir, es posible que acabemos adorando a alguien o algo en la vida, ¡pero no será el Señor!", lamentó el Papa.
De este modo, el Santo Padre rezó para "que la Virgen María, sierva del Señor, nos enseñe a redescubrir la necesidad vital de la humildad y el ardiente deseo de la adoración. Que nos enseñe a mirar la estrella y caminar".