Tras los recientes enfrentamientos armados en cuatro municipios de Colombia que han dejado al menos 17 fallecidos y más de dos mil desplazados forzados, el Obispo de Arauca, Mons. Jaime Abril González, llamó a no dejarse llevar por la violencia, dialogar y desplegar la ayuda humanitaria necesaria.
En las últimas horas se han producido una serie de enfrentamientos armados en el departamento de Arauca (Colombia), entre grupos insurgentes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
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Según un comunicado del 2 de enero del Comando de la Fuerza de Tarea Quirón, unidad militar orgánica de la Octava División del Ejército Nacional, los homicidios se reportaron en los municipios araucanos de Fortul, Saravena y Arauquita, en el noreste de Colombia, límite con Venezuela; y el presunto motivo sería "el control de las economías ilícitas" del territorio fronterizo.
La ola de violencia se habría producido desde las últimas horas del 2 de enero hasta ahora, y según dijo el alcalde de Arauquita, Etelivar Torres, a Caracol Radio, hasta las 6:00 p.m. (hora local) se reportaron "17 personas asesinadas". Precisó que, debido al temor ante nuevos ataques, la población civil se ha visto forzada a realizar "desplazamientos desde algunas zonas rurales".
Según informó la Conferencia Episcopal de Colombia, el personero de Tame, Juan Catlos Villate, informó que "se requiere con urgencia la creación de corredores humanitarios seguros para que la población civil salga de los territorios. Se necesita, además, albergue para más de 2.000 personas que buscan escapar de los enfrentamientos".
Además, el Obispo de Arauca, Mons. Jaime Abril González, expresó en un video su "profunda preocupación" ante los hechos, lamentó que la población civil salga afectada "una vez más"; y "exigió a quienes generan esta violencia dejar por fuera de estas confrontaciones y hostilidades a las comunidades".
Se repite "la historia ya vivida entre los años 2004 a 2011 en Arauca, y que lastimosamente dejó un gran número de víctimas, sobre todo de la población civil, profundizando la grave crisis humanitaria y social que ha padecido por décadas la región", señaló.
En ese marco, el Prelado llamó a recordar las palabras del Papa San Juan Pablo II, quien dijo que "es una ilusión creer que la guerra y la violencia lleven a soluciones verdaderas"; y aclaró que "por el contrario, siembran nuevos odios y mayor desconfianza. Solo la moderación y la sabiduría abren camino a las negociaciones".
Asimismo, expresó la "cercanía y solidaridad" de la Iglesia Católica "con la población más afectada por los acontecimientos"; e hizo un "urgente llamado a serenar los espíritus, pensar con cabeza fría, mirar el bien común y no dejarse llevar por un torbellino de violencia que nunca se sabe que más consecuencias pueda generar".
Del mismo modo, llamó a recordar siempre que "el diálogo es el mejor camino para superar las diferencias de cualquier índole, poniendo como base fundamental la verdad y claridad de los hechos".
Mons. Jaime Abril pidió a las autoridades que "hagan lo necesario para proteger la vida e integridad de la población civil" en las zonas afectadas, y que "establezcan planes de contingencia y ayuda humanitaria donde sean necesarios". Además, llamó "a la Comunidad Internacional" a que brinde "el acompañamiento necesario a la población civil y a sus estructuras organizativas".
Finalmente, dijo que la "Iglesia Católica en Arauca, 'fiel a sus principios evangélicos, estará siempre dispuesta a colaborar en todo lo que corresponda y sea necesario, con el fin de aportar lo mejor a la superación de los graves hechos actuales y, en general, a la reconciliación y la paz'".