El Arzobispo de Yangon y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Myanmar, Cardenal Charles Maung Bo, condenó el atentado cometido el 24 de diciembre, víspera de Navidad, contra la aldea de Mo So, en Hpruso, y que ha dejado al menos 35 muertos.
#⃣ #AHORA | La dictadura de Myanmar quemo a 35 personas en una aldea. pic.twitter.com/2ThopmDQ5I
- Mundo en Conflicto ? (@MundoEConflicto) December 25, 2021
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El sábado 25 de diciembre, cuando se celebra el nacimiento de Jesús, fueron hallados decenas de cuerpos carbonizados dentro de vehículos destruidos en el Estado de Kayah, al sureste de la capital de Myanmar, Naipyidó.
El secretario general adjunto para Asuntos Humanitarios y coordinador de la Ayuda de Emergencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Martin Griffiths, denunció la muerte de al menos 35 civiles y la desaparición de dos trabajadores de la organización Save the Children, luego del ataque a la localidad de Mo So, donde reside una comunidad cristiana.
Griffiths instó a las autoridades a que "inicien de inmediato una investigación exhaustiva y transparente sobre el incidente para que los autores del crimen puedan comparecer ante la justicia".
La oposición del Gobierno castrense indicó que el ataque contra la aldea fue llevado a cabo por tropas del Tatmadaw (Ejército de Myanmar) como parte de una "operación de limpieza étnica".
La República de la Unión de Myanmar (ex Birmania) es un país localizado en el sudeste asiático que limita con India y Bangladesh al oeste, con Tailandia y Laos al este, con China al norte y con la bahía de Bengala y el mar de Andamán al sur.
El 1 de febrero de 2021 hubo un golpe de Estado en contra del Gobierno de la dirigente Aung San Suu Kyi. Los jefes militares declararon el estado de emergencia por un año y que el país sería dirigido por el general Min Aung Hlaing.
En su mensaje del 26 de diciembre, el Cardenal Bo indicó que la masacre de al menos 35 civiles inocentes de la aldea de Mo So es "una atrocidad espantosa y desgarradora que condeno total y sin reservas con todo mi corazón".
"Apesadumbrado, rezo fervientemente por las víctimas, sus seres queridos y los sobrevivientes de este acto incalificable y despreciable de barbarie inhumana", agregó.
El Purpurado señaló que el hecho de que "los cuerpos quemados y mutilados fueran encontrados el día de Navidad hace que esta terrible tragedia sea aún más conmovedora y repugnante".
"Mientras gran parte del mundo celebraba el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, la gente de la aldea de Mo So sufrió la terrible conmoción y el dolor de un escandaloso acto de inhumanidad. Mientras muchos de nosotros celebramos la luz y la vida del Príncipe de la Paz, muchos en Myanmar soportaron la oscuridad de la muerte y la destrucción", lamentó.
El Cardenal Bo remarcó que Myanmar es actualmente una "zona de guerra" y subrayó que en la víspera del nacimiento de Cristo llegó la noticia de ataques aéreos en el estado de Kayin, que obligó a "miles de personas a huir a través de la frontera hacia Tailandia".
Además, aseguró que tiene en su corazón y en sus oraciones a todas las víctimas de estos ataques y resaltó que también tiene presente a aquellos que han sufrido por el repentino bombardeo en el estado de Chin ha.
"¿Cuándo terminarán las décadas de guerra civil en Myanmar? ¿Cuándo podremos disfrutar de la verdadera paz, con justicia y verdadera libertad? ¿Cuándo dejaremos de matarnos unos a otros? Hermanos que matan a hermanos, hermanas que matan a hermanas: esto nunca, nunca puede ser una solución a nuestros problemas. Las pistolas y las armas no son la respuesta", remarcó.
El Purpurado pidió al Tatmadaw parar los bombardeos contra personas inocentes, la destrucción de hogares, iglesias, escuelas y clínicas, y animó a iniciar un diálogo con el "movimiento democrático y los grupos étnicos armados".
Asimismo, suplicó a los grupos armados y a la Fuerza de Defensa del Pueblo (PDF) que reconozcan "que las armas no resuelven la crisis, sino que la perpetúan, provocando más muertes, más hambrunas, con consecuencias devastadoras para la educación de nuestros niños, nuestra economía y nuestra salud".
El Cardenal Bo señaló que, si bien se pide ayuda a la comunidad internacional, remarcó que la paz se logra desde el mismo país y señaló la importancia de "trazar juntos un nuevo futuro de libertad con justicia, verdad y reconciliación".
"Hago un llamamiento al movimiento por la democracia y a los grupos étnicos armados para que luchen denodadamente por la paz. Y oro desde lo más profundo de mi corazón por el fin de las tragedias que hemos visto en los últimos años", indicó.
"Que comience un nuevo amanecer para Myanmar y que las almas de los asesinados tan brutalmente descansen en paz", concluyó.