En el día en el que la Iglesia recuerda a los Santos Inocentes, los pequeños que murieron por orden del rey Herodes que quería matar a Jesús, el Papa Francisco denunció a los nuevos Herodes que "desgarran la inocencia de los niños".
Así lo indicó el Santo Padre en su cuenta de Twitter este 28 de diciembre, cuando la Iglesia recuerda a todos los niños mártires menores de dos años que el rey Herodes mandó a matar en su pretensión de acabar con el Niño Jesús que había nacido en Belén.
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Los nuevos Herodes de nuestros días desgarran la inocencia de los niños bajo el peso del trabajo esclavo, de la prostitución y la explotación, de las guerras y la emigración forzada. #Oremosjuntos hoy por estos niños y defendámoslos. #SantosInocentes
- Papa Francisco (@Pontifex_es) December 28, 2021
"Los nuevos Herodes de nuestros días desgarran la inocencia de los niños bajo el peso del trabajo esclavo, de la prostitución y la explotación, de las guerras y la emigración forzada. #Oremosjuntos hoy por estos niños y defendámoslos. #SantosInocentes", escribió el Papa Francisco.
En distintas ocasiones el Santo Padre se ha referido al tema de los Santos Inocentes de hoy. En una carta enviada a los obispos del mundo el 28 de diciembre de 2016, el Papa recordó que "la Navidad, mal que nos pese, viene acompañada también del llanto".
"Los evangelistas no se permitieron disfrazar la realidad para hacerla más creíble o apetecible. No se permitieron realizar un discurso 'bonito' pero irreal. Para ellos la Navidad no era refugio fantasioso en el que esconderse frente a los desafíos e injusticias de su tiempo", indicó entonces el Papa.
"Al contrario, nos anuncian el nacimiento del Hijo de Dios también envuelto en una tragedia de dolor. Citando al profeta Jeremías, el evangelista Mateo lo presenta con gran crudeza: 'En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos' (2,18). Es el gemido de dolor de las madres que lloran las muertes de sus hijos inocentes frente a la tiranía y ansia de poder desenfrenada de Herodes".
"Un gemido que hoy también podemos seguir escuchando, que nos llega al alma y que no podemos ni queremos ignorar ni callar".
"Hoy en nuestros pueblos, lamentablemente –y lo escribo con profundo dolor–, se sigue escuchando el gemido y el llanto de tantas madres, de tantas familias, por la muerte de sus hijos, de sus hijos inocentes", lamentó entonces el Santo Padre.