Durante la Misa de la Cena del Señor celebrada el Jueves Santo en la Basílica vaticana a las 5:30 p.m. –hora de Roma-, el Papa Juan Pablo II llamó a todos los fieles a vivir el amor y nutrirse de la Eucaristía.
Durante el transcurso de la liturgia, como es tradición, se realizó el lavatorio del os pies a doce presbíteros.
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El Pontífice recordó en su homilía que “antes de celebrar la última Pascua con los discípulos, Jesús les lavó los pies”, un gesto con el que “quiso imprimir en la mente de los Apóstoles el sentido de lo que ocurriría después”.
En efecto, continuó el Papa “la pasión y la muerte constituyen el servicio fundamental de amor con el que el Hijo de dios ha liberado a la humanidad del pecado. Al mismo tiempo la pasión y la muerte de Cristo revelan el sentido profundo del nuevo mandamiento confiado por Él a los Apóstoles: ‘como yo os he amado, así amaros los unos a los otros’”.
Juan Pablo II señaló que los cristianos saben “que deben ‘hacer memoria’ de su Maestro al darse mutuamente el servicio de la caridad: ‘lavarse mutuamente los pies’. En particular, saben que deben recordar a Jesús repitiendo el ‘memorial’ de la Cena con el pan y el vino consagrados por el ministro que repite sobre ellos las palabras entonces pronunciadas por Cristo”.
El Santo Padre advirtió que “para mantenerse fieles a este encargo, para permanecer en Él como sarmientos unidos a la vid, para amar como Él ha amado es necesario nutrirse de su Cuerpo y de su Sangre”.
“Sólo una Iglesia enamorada de la Eucaristía genera, a su vez, santas y numerosas vocaciones sacerdotales”, añadió el Papa. “Y lo hace a través de la oración y el testimonio de santidad, ofrecida de manera especial a las nuevas generaciones”, agregó luego.