El Obispo de Namur, Mons. André-Mutien Léonard, recomendó a los católicos belgas asistir a las salas para ver la película “La Pasión de Cristo” y aseguró que la violencia de sus escenas adquiere sentido en el sacrificio de Jesús por la humanidad.
Aunque reconoció que “toda película sobre Cristo tiene límites”, Mons. Léonard precisó que como converso, Mel Gibson “quiere dirigirse a un mundo que ya no es cristiano, que conoce a veces casi nada de Cristo y se interesa poco”.
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“Él sabe también que se dirige a una cultura que esta llena de violencia gratuita: aquella de los terroristas y la guerra, y también la violencia virtual, y aún más gratuita la de todas las películas de terror y carnicería. Él quiere entonces chocar deliberadamente mostrando la violencia asumida por Jesús por causa del pecado del mundo y para la salvación del mundo”, indicó.
Según el Obispo, “una violencia así, adquiere sentido. Es por eso que la película comienza señalando el texto del profeta Isaías: ‘Él soportó nuestros sufrimientos y nuestros dolores. Él ha sido traspasado por nuestros pecados, roto por causa de nuestros crímenes’ (Is 53,4-5)”.
Mons. Léonard sostiene que “sabemos por testimonios históricos lo que significaba la flagelación en la época de los romanos, con correas finas portando bolas metálicas puntiagudas para lacerar la carne. Sabemos también que la crucifixión era un suplicio terrible”.
“Los Evangelios evocan púdicamente la crueldad de la Pasión: los escupitajos, los bramidos, los golpes, las burlas, los azotes, la coronación de espinas, el llevar la cruz a cuestas y la crucifixión con clavos. La película de Mel Gibson muestra todo eso, crudamente. Y la sangre corre sobre la pantalla, como corrió históricamente”, agrega.
Según el Obispo, “los admirables flash- backs mientras tanto llenan de dulzura y de ternura toda esta ruptura brutal. Y, continuamente, el significado espiritual de este dolor es sugerido, como cuando Maria, y Maria Magdalena recogen, para decirlo litúrgicamente, la sangre derramada. O cuando fue evocada la Última Cena”.
“La película está concebida para que cada espectador se sienta personalmente comprometido y comprenda que la Pasión de Cristo ha sido vivida para él. Se trata de ti y de mí. Entonces he aquí porque Mel Gibson ha querido que sea su mano la primera que atraviesa con un clavo la mano de Jesús. Es mi responsabilidad, y no la de otros la que está comprometida”, indicó.
Además de considerar que “declarar que la película es antisemita es una acusación gratuita”, el Obispo llama la atención sobre la escena en la que María toma sobre sus brazos el cuerpo de Jesús ensangrentado.
“Luego de haber visto el cuerpo de su Hijo, como en toda evocación de ‘La Piedad’, María eleva su mirada sobre la sala y se fija en nosotros, como diciéndonos ‘¿Qué han hecho de Él?, ¿Qué has hecho tú de Él, en tu vida? No nos podemos resistir a esa mirada. Difícil es no llorar”, señaló.