La ordenación de Gene Robinson, un obispo abiertamente homosexual, ha tenido un impacto financiero grave en la vida de la iglesia episcopaliana: según fuentes oficiales, las donaciones han caído en más de 3 millones de dólares.
Según Jan Nunley vocera de la iglesia episcopaliana de Estados Unidos –conocida por sus siglas en inglés ECUSA-, “esto significa que tendremos que introducir recortes, y que no tendremos dinero para realizar misiones nacionales”.
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Nunley se quejó señalando que “creo que la gente que ha decidido no donar como protesta a las decisiones de la Convención General (donde se aceptó la ordenación de Robinson), no entiende que lo que está haciendo no tiene ningún efecto en la diócesis de New Hampshire (de donde es Robinson).”
“La idea de los fieles no es la de castigar”, señala en respuesta otro líder episcopaliano, el pastor Kendall Harmon, de Carolina del Sur, y crítico de la consagración de Robinson. “Se trata de preguntarse qué se debe hacer en conciencia cuando se sabe que parte del dinero donado a la parroquia va a la diócesis y de allí a la iglesia nacional”, agregó.
Según Harmon, el problema del liderazgo episcopaliano, que aprobó mayoritariamente la ordenación del obispo que abandonó su familia y convive con un hombre desde hace 13 años, es que “ha asumido una actitud elitista”, porque “en las bases, hay mucha gente que está golpeada y entristecida con lo que ha pasado”. “Ellos sienten que las enseñanzas de la Escritura han sido traicionadas,” concluyó.