En un artículo de National Catholic Register, John Grondelski, exdecano asociado de la Escuela de Teología de la Universidad de Seton Hall en Nueva Jersey (Estados Unidos), explicó por qué los católicos "necesitamos recuperar el Adviento como un tiempo penitencial".
Ante la pregunta de si "¿el Adviento es un 'tiempo penitencial'?", Grondelski señaló que desde el punto de vista del derecho canónico, "el Canon 1250 es claro", pues señala que "los 'días y horas de penitencia' de la Iglesia son los viernes durante todo el año y la Cuaresma". "Litúrgicamente, el Adviento parece penitencial", pues, por ejemplo, "los sacerdotes usan vestiduras de color púrpura"", agregó.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Según el punto 39 de "Las normas universales sobre el Año Litúrgico y el Nuevo Calendario Romano General", el tiempo de Adviento tiene dos características: es la preparación para la primera venida de Jesús, celebrada en la Navidad; y también para su segunda venida, que es en el fin de los tiempos.
"Por estas dos razones el Adviento se nos manifiesta como un tiempo de una expectación piadosa y alegre.", indica el texto.
Grondelski señaló que el Adviento "alguna vez incluyó días de ayuno, y en algunos países, la víspera de Navidad fue un día de ayuno".
Por esta razón, por ejemplo, la "Wigilia", cena polaca realizada tradicionalmente en la víspera de la Navidad, no tiene carne, escribió.
De modo similar, "los ortodoxos orientales" hasta ahora comienzan su preparación a la Navidad ayunando. Sin embargo, es importante señalar que el derecho canónico católico actual no da ninguna base para llamar "penitencial" al Adviento, ni tampoco los documentos litúrgicos lo respaldan, dijo Grondelski.
No obstante, el autor recomendó profundizar en la comprensión del Adviento a partir de lo que significa la Navidad. "San Anselmo se preguntó una vez: '¿Por qué Dios se hizo hombre?'".
La respuesta es simple. Lo proclamamos todas las semanas en el Credo: "Por nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió del Cielo". Sabemos que Cristo "vino porque lo necesitábamos para ser salvados", dijo.
"El hombre de verdad, el hombre caído, lo necesitaba absolutamente. No había otra forma de que se le abriera el cielo […] Encarnarse 'por nuestra salvación' significaba que necesitábamos ser salvos de algo, del pecado, de la muerte", agregó.
Si "como escribió Charles Wesley en 1739, el motivo de la Navidad es 'Dios y los pecadores reconciliados'", entonces, la Navidad y su preparación están estrechamente relacionados con "el pecado y la conversión", dijo.
Por lo tanto, el Adviento "merece una nota penitencial", subrayó.
Grondelski señaló que si bien "el Canon 1250 habla de los viernes durante todo el año como 'días de penitencia'", los viernes de todo el año, a excepción de la Cuaresma, para muchos católicos "se han vuelto no penitenciales".
De igual modo, los días del Calendario Romano "que le daban una nota trimestral de arrepentimiento y penitencia en el año católico han caído en desuso".
Recordó que en el pasado "las parroquias tenían misiones, retiros y horarios extendidos para confesiones durante el Adviento".
"Cuando era niño, recuerdo confesiones de Nochebuena hasta las 5 de la tarde, con filas de penitentes" esperando su turno para reconciliarse con Cristo, relató. Hoy solo ha quedado la parte festiva, que incluye villancicos, conciertos y obras de teatro con temática navideña.
Grondelski señaló que en la actualidad la sociedad parece menos clara a la hora de hablar del pecado, y una de las consecuencias es llamar "error" a lo que es "simple y llanamente 'mal'"; pero, al hablar del pecado es importante no solo enfocarse en el aspecto del perdón, sino también de la "condenación", pues si bien "el perdón cura, primero debes darte cuenta de la enfermedad".
Al respecto, recordó que el pecado mortal es una realidad cotidiana que los católicos deben tomar en serio, y esto significa "tomar en serio la necesidad de la conversión continua y permanente como parte de la vida de todo cristiano", pues "el pecado mortal no debería ser parte de la vida de un cristiano comprometido".
Por todo ello, el autor aseguró que "el Adviento, como todas las estaciones y todos los días de nuestra vida, tiene que ver ante todo con la santidad".
"Ninguno de nosotros tiene nunca suficiente santidad, porque todos nos inclinamos más hacia nuestros demonios que nuestros ángeles: por lo tanto, la penitencia es una característica constante y permanente de la vida del cristiano".
Debido a ello, todos "necesitamos momentos regulares para detenernos y reconocer que somos pecadores que necesitan ser sanados, y no solo celebrar haber sido sanados".
"Necesitamos restaurar la penitencia regular. Y necesitamos recuperar el Adviento como tiempo penitencial", concluyó.