Al presentar en la mañana la Carta del Papa a los Sacerdotes con ocasión del Jueves Santo 2004, el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Prefecto de la Congregación para el Clero, y el Arzobispo Csaba Ternyak, Secretario del dicasterio, señalaron que los sacerdotes fieles a su vocación se convierten en los principales promotores de vocaciones entre los jóvenes.
Durante la presentación de la Carta, el Cardenal Castrillón puso de relieve “la íntima conexión del sacramento de la Eucaristía con el sacerdocio ordenado”; así como “el carácter sacro y por tanto, insustituible del ministerio ordenado”.
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El Purpurado señaló que uno de los acentos principales de la carta papal es la necesidad de una intensa pastoral vocacional.
La oración por las vocaciones, dijo el Cardenal, “debe ir acompañada por la acción pastoral, cuyo fin es entender que la vida es vocación y que Dios llama a algunos a seguirle más de cerca, en la comunión con Él y con el don de sí”.
“Por eso –continuó-, las familias cristianas tienen una misión grande e insustituible y una responsabilidad en lo que concierne a las vocaciones y, sobre todo deben ser ayudadas, por medio de las parroquias, a corresponder de manera consciente y generosa”.
Por su parte, Mons. Ternyak señaló que “es necesario dirigirse directamente a los jóvenes para proponerles la belleza del sacerdocio católico, vivido con un corazón lleno de amor por Dios y por los demás, y por hombres que consagran alegremente la propia libertad y el propio ser al servicio de los hermanos”.
“Uno de los instrumentos fundamentales de la pastoral vocacional son los mismos sacerdotes, con su fidelidad a la propia vocación y con su entusiasmo en el ejercicio del ministerio”, agregó el Prelado.
hombres enamorados de la Eucaristía