El Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce las virtudes heroicas de Odette Vidal Cardoso, una niña fallecida a los 8 años en Brasil, con lo que su causa queda solo a la espera de la aprobación de un milagro para la beatificación.
La aprobación de las virtudes heroicas supone que la Sierva de Dios, que a partir de ahora podrá ser llamada venerable, vivió en grado heroico la fe, la esperanza y la caridad.
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El Cardenal Orani Tempesta, Arzobispo de Río, dijo a Vatican News que esta "es una buena noticia para todos nosotros en la Arquidiócesis de San Sebastián de Río de Janeiro".
"Odetinha (Odette) es la primera venerable de nuestra Arquidiócesis y nuestra ciudad. Le pedimos a Dios que muchos de nosotros seamos reconocidos en nuestro camino de santidad, y que podamos seguir en el camino de conversión", indicó el Purpurado.
"Que Dios nos bendiga y nos conduzca para que seamos dignos de este gran don", concluyó.
Odette nació en Río de Janeiro (Brasil) el 18 de febrero de 1931. Sus padres eran portugueses.
"Desde sus primeros años de vida tuvo una profunda percepción de la existencia de Dios. Tenía un fuerte deseo de estar siempre unida a Jesús, a quien percibía como una realidad viva y concreta", indica el sitio web de la Congregación para las Causas de los Santos en el Vaticano.
Odette iba a Misa todos los días con su mamá y rezaba el Rosario todas las noches con su familia.
A los cinco años comenzó a recibir catequesis en el Colegio de la Inmaculada Concepción. Aprendió tan bien la fe que enseñaba el Catecismo a las hijas de los sirvientes.
En razón de su gran madurez, su director espiritual, el P. Alfonso Maria Germe, le permitió recibir la Primera Comunión el 15 de agosto de 1937. Odette tenía solo 6 años.
La niña solía acompañar a su madre cuando esta realizaba obras de caridad con los pobres de Río.
"Hablaba de Dios y con Dios como si ella estuviera abandonada a Él en éxtasis y pedía a los demás que lo amaran de la misma manera. Con su madre, iba semanalmente a hospicios donde se internaba a ancianos abandonados, a orfanatos y particularmente a la leprosorio", indica el sitio web de la congregación.
En 1939, la madre de Odette que había enviudado, se casó con un rico comerciante que acogió a la niña como si fuera hija suya.
La pequeña enfermó de tifus el 1 de octubre de 1939. Durante los 49 días que padeció la enfermedad, mostró una gran fortaleza pues no se quejó ser una fuerza extraordinaria; nunca se quejó y soportó todos los sufrimientos con serenidad y paciencia.
Tenía una devoción particular a la Virgen María, San José, Santa Teresa del Niño Jesús, Santa Bernardita y San Tarcisio, mártir de la Eucaristía. Esta fe la sostuvo en sus sufrimientos y en su preparación para partir a la casa del Padre.
Lo único que quería era recibir la Comunión diariamente. Pocos días antes de morir recibió los sacramentos de la Confirmación y la Unción de los Enfermos.