La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) compartió importantes consideraciones para los ciudadanos del país, de cara a las elecciones regionales que se realizarán el domingo 21 de noviembre.
El 21 de noviembre se elegirán autoridades 23 gobernaciones, 335 alcaldías, además de concejos municipales y puestos en la Asamblea Nacional. Son unos 3.000 puestos que están en juego y la oposición llegó fragmentada.
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En un comunicado titulado "Más allá de las elecciones regionales", los arzobispos y obispos de Venezuela recordaron el 17 de noviembre que el objetivo de los comicios "no es solo escoger un grupo de autoridades, sino enviar una señal inequívoca de determinación y compromiso con la refundación de la vida, la libertad, la justicia y la paz de 30 millones de personas".
"Compete a cada ciudadano asumir en esta situación, la decisión de participar o no, siendo consciente de que cualquiera que sea, ésta tendrá gran incidencia en el futuro de la comunidad, la región y el país, pues estamos en un momento de particular gravedad, y, por ende, de suma importancia y trascendental responsabilidad personal, familiar y cívica ante Dios y la Patria", resaltaron.
Los prelados reconocieron que "Venezuela como nación está herida en su estructura humana, social e institucional, en gran medida como consecuencia de un modelo político autorreferencial, de vocación totalitaria, y que reiteradamente hemos caracterizado como 'moralmente inaceptable' por su irrespeto, internacionalmente reconocido, de los derechos humanos, la destrucción de la estructura productiva y un empobrecimiento inédito de las grandes mayorías por falta de inversión, incentivos, seguridad jurídica y estabilidad financiera".
Asimismo, señalaron que probablemente tras el proceso electoral se debilite y elimine "las funciones de las gobernaciones, alcaldías y otras expresiones del poder local, además de las competencias efectivas de sus autoridades, con la finalidad de instaurar un poder hegemónico desde bases sociales no electas".
Reconocieron a su vez, "que el tema electoral ha provocado apatía interna en una gran mayoría del pueblo, prepotencia en una minoría, y ha llevado a una fractura de muchas opciones políticas partidistas".
Pese a lo anterior, recordaron que, "en todo caso, lo fundamental es no quedarse en la diatriba y el conflicto, sino encararlos y trabajar por superarlos, en aras de un bien mayor, que es un presente y un futuro más digno del pueblo venezolano, nuestra nación. No es tanto mirar individualmente qué gano o qué pierdo, sino trascender a lo comunitario para saber qué ganamos o qué perdemos como pueblo en el conjunto de la realidad político-social".
Por ello hicieron un llamado a "superar las descalificaciones mutuas y vergonzosas entre opositores, y exigir una sensatez en la verdad por parte del oficialismo".
"El bien común, norte de la política, implica un respeto y un diálogo permanente con las comunidades e instituciones sociales, inclusive si piensan distinto o son de un partido diferente al gobernante", aseguraron.
Resaltaron también que "hay posibilidad y necesidad de que a través de este proceso comicial emerjan nuevos liderazgos sociales que tendrán que proponer nuevas alternativas al proyecto centralizador del gobierno nacional, pero también buscar caminos de encuentro para el justo desarrollo político, económico y social de las particularidades regionales y locales".
"La hegemonía exclusiva del poder nacional les ha quitado autonomía real, convirtiendo a sus autoridades en simples satélites, puesto que todo se decide desde el centro. Necesitamos liderazgos más cercanos a la gente y a la realidad de cada comunidad, volver a la regionalización, para sentir la fuerza local de un pueblo poseedor de identidad particular, cultura y gentilicio, economía propia a partir de sus riquezas naturales", exhortaron los obispos.
Para la CEV, es de urgencia la convocatoria de "todos, sin exclusión, para elaborar un nosotros social inclusivo que favorezca el desarrollo integral de la nación".
"Se requiere una nueva y buena política donde lo más importante sea el interés por las personas, especialmente los más vulnerables, y se logre articular lo nacional con lo regional y local", recordó.
Por otro lado, los obispos advirtieron que "la simple abstención, sin toma de conciencia y voluntad transformadora no conduce a generar los cambios necesarios y mucho menos lo logrará un voto ciego que no tome en cuenta el análisis de cada realidad vivida enmarcada en la dramática situación estructural e institucional de la nación".
"Si queremos que algo cambie, se requiere salir de la postración cotidiana a través de propuestas concretas y comunitarias que despierten la conciencia ciudadana y movilicen las voluntades para recuperar lo político como lugar de participación, ejercicio de los derechos democráticos y protagonismo cívico".
Finalmente, los obispos aseguraron que "si cada uno pone lo mejor de sí, construiremos, desde el calor de los hogares, desde la solidaridad de nuestras comunidades y las tradiciones de nuestras regiones, las bases para la deseada reconstrucción nacional a fin de que Venezuela sea la 'casa común' de todos: de los que piensan distinto, de los que estamos aquí y de los que están fuera añorando volver".
"Que María de Coromoto, Madre de todos los venezolanos, nos acompañe en la gestación de las trasformaciones necesarias en el país", concluyeron.