Más de 200 peregrinos que llegaron hasta el Santuario de San Sebastián de Yumbel, en el sur de Chile, fueron enviados a ejemplo del joven mártir a "dar testimonio que Cristo es el único Rey por el cual hay que estar dispuesto a dar la vida".
San Sebastián fue un soldado romano que confirmó su fe, se enfrentó al emperador Maximino y murió defendiendo a los critianos perseguidos.
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Con ese ejemplo de santidad y alentados por la Vicaría Pastoral de la Juventud de la Arquidiócesis de Concepción, los jóvenes participaron en la 37º peregrinación el 13 de noviembre alentados por el lema "¡Levántate! Tú me has visto".
El Vicario General, P. Pedro Gómez, dijo en la homilía que el mártir San Sebastián "descubrió que junto al Rey que junto a Jesucristo vale la pena entregar la vida, porque fue Él mismo quien dio su vida por amor a nosotros".
Junto al Señor su corazón se inflamaba, se llenaba de gozo y sabía que valía la pena su sacrificio; para así "avivar los corazones de quienes se sentían perseguidos y desanimados". "Su sacrificio sirvió para que muchos, viendo su rostro radiante y sereno a pesar de ser atravesado por las flechas, se animaron y estuvieron dispuestos a testimoniar su fe delante de los demás", afirmó.
En ese sentido, el P. Gómez invitó a los jóvenes a estar dispuestos como San Sebastián a "dar la vida por amor". "No duden entregar su vida por el Señor a través de los diversos servicios que realizan en sus comunidades, pastorales, colegios, universidad y movimientos, no duden en entregar su testimonio coherente y de fe en sus familias, luego en sus trabajos y en todo lugar".
"La Iglesia necesita del testimonio de todos ustedes", afirmó, y alentó a pedir al Señor que "conceda la fortaleza espiritual" a cada uno de los jóvenes peregrinos.
A ejemplo de San Sebastián, "cada uno está llamado a ser un nuevo Cristo, un Cristo en este tiempo que transforme el mundo y lo llene de vida", concluyó.
Durante el ofertorio los jóvenes presentaron un gran lienzo con la imagen de una corona, en la que colocaron previamente todas las intenciones, esperanzados en que las plegarias serán elevadas al Cielo.
También presentaron un lazo con nudos que representa a todos los seres queridos de cada uno de los jóvenes.
La peregrinación juvenil también tuvo momentos de alabanza, reflexión, formación y adoración al Santísimo Sacramento.
San Sebastián mártir
Sebastián nació en Narbona (Francia) fue hijo de familia militar y noble.
Se educó en Milán y fue capitán de la primera corte de la guardia pretoriana.
Era respetado por todos y apreciado por el emperador, que desconocía que era cristiano. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios idolátricos.
Además, como buen cristiano, ejercía el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de Cristo.
Esta situación no podía durar mucho y fue denunciado al emperador Maximino, quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo.
El santo escogió la milicia de Cristo y, a pesar de las amenazas del emperador, Sebastián se mantuvo firme en su fe.
Enfurecido, Maximino lo condenó a muerte. Con esa sentencia, los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto.
Sin embargo, sus amigos, que estaban escondidos, se acercaron, y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene, que lo ocultó y le curó las heridas hasta que sanó.
Sebastián se presentó con valentía ante el emperador y le reprochó su persecución contra los cristianos.
Entonces, Maximino mandó que lo azotaran hasta morir. Su cuerpo fue lanzado a un lodazal.
Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián.