En el complejo contexto social y político que vive Bolivia, los obispos reunidos en la 109º Asamblea Ordinaria, alertaron sobre la necesidad de llegar a consensos para alcanzar la construcción de un país para todos.
En el mensaje conclusivo los obispos expresaron "que es hora de cumplir las promesas de gobernar escuchando de verdad a todos los sectores del pueblo; en particular, a los que están afectados, instaurando un diálogo serio, transparente y abierto que genere respuestas equitativas y consensuadas en las instancias pertinentes".
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"Esto pide señales concretas y viables de buena voluntad de parte de las autoridades constituidas en respuesta al clamor de los sectores involucrados".
En ese sentido, "lo que invertiremos en la escucha y reconocimiento del otro ayudará a poner esfuerzos comunes que permitirán avanzar hacia una identidad boliviana que aúna a regiones, culturas y pueblos", afirmaron los obispos.
Por ese motivo, alentaron la construcción de "un sueño de país, casa común donde todos sean reconocidos como ciudadanos con sus derechos, respondan con sus deberes y gocen de una vida digna de hijos de Dios en una sociedad unida, fraterna, justa y solidaria".
"Sólo este emprendimiento nos dará futuro; en cambio, optar por la violencia y la confrontación traerá pobreza, sufrimiento y más control y limitación de la libertad".
El gobierno del presidente Luis Arce enfrenta un paro indefinido de distintos sectores y gremios desde el 8 de noviembre, con manifestaciones en varios departamentos y que han terminado en violencia y muerte.
Si bien el Gobierno anunció el sábado 13 un anteproyecto para derogar la Ley sobre Estrategia Nacional de Lucha Contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas y el Financiamiento al Terrorismo, también llamada "Ley madre", los líderes de las manifestaciones no han levantado el paro hasta que se promulgue la abrogación de la ley.
Los detractores consideran que el oficialismo quiere imponer un totalitarismo económico y financiero a través de esta ley.
A lo anterior se suma el gran descontento porque el Gobierno no ha recibido a los indígenas de la Amazonía y del oriente de Bolivia, que marcharon durante 37 días desde Trinidad hacia Santa Cruz para pedir solución a las invasiones de sus territorios, los incendios forestales y los proyectos gubernamentales en estas tierras sin previa consulta.
En ese contexto, los obispos de Bolivia afirmaron en su mensaje que "la promulgación de proyectos y leyes de dudosa constitucionalidad, hecha sin el adecuado estudio, consenso y socialización, como debe ser en un Estado de derecho y democracia plena, está causando reacciones diversas".
"Varios sectores del pueblo han tomado medidas, con sacrificio y renuncias, para abrogar estas normativas, percibidas como vulneración a la libertad y a los derechos fundamentales, como intento de sometimiento", señalaron.
Lo anterior daría paso "a un Estado autocrático", alertaron.
Por eso, advirtieron que la solución "no puede ser" la confrontación en la calle porque se genera "dolor, heridas y muerte, además de odios y resentimientos que tardarán años en ser superados".
Por el contrario, valoraron "que se haya anunciado la abrogación de una de estas leyes, con la esperanza de que dicho paso concreto abra el diálogo sincero y constructivo sobre una agenda nacional".
De otro lado, los obispos se refirieron a "los avasallamientos" de "parques, reservas protegidas, tierras comunitarias y privadas" que violan "los derechos humanos de grupos y personas" quedando en la impunidad.
En esos casos, "la ausencia de Estado incrementa el riesgo de que surjan grupos irregulares con posibles vínculos con el narcotráfico".
Por eso, "las mismas Bienaventuranzas nos proponen otra visión que aviva nuestro compromiso por la justicia y la verdad: 'Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos' (Mateo 5,9)".
"La necesidad de poseer tierra de muchas familias, en todas las regiones de Bolivia, exige dar una respuesta ecuánime a todas indistintamente y sin discriminaciones con un programa legal y sostenible", afirmaron los obispos.
De otro lado, los obispos manifestaron su preocupación por las violaciones, ultraje en contra de menores de edad, muerte de mujeres, el abandono y maltrato infantil y los atentados a la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.
"Estos delitos contrarios a los valores humanos y cristianos son más reprochables porque son perpetrados en contra de vidas inocentes ante la indiferencia o complicidad de quienes están llamados a defenderlas", señalaron.
Junto con elevar oraciones a la Virgen María para que acompañe la "vida, armonía y paz" de Bolivia, los obispos indicaron que el camino sinodal recuerda el "compromiso de caminar juntos hacia una única meta: anunciar la alegría del Evangelio de Cristo y ser misioneros y servidores del reino de Dios, en un mundo sediento de autenticidad y de paz, y de una naturaleza pulcra, "casa común" para nosotros y las futuras generaciones".