El presidente de la República de Croacia, Zoran Milanovic, conversó en la mañana de este 15 de noviembre en el Vaticano con el Papa Francisco sobre la situación de la población croata en Bosnia y Herzegovina.
El presidente Milanovic se reunió también con los máximos responsables de la diplomacia vaticana, el Secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Pietro Parolin, y el Secretario para las Relaciones con los Estados, Mons. Paul Richard Gallagher.
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Según un comunicado de prensa de la Santa Sede, "en el transcurso de las conversaciones cordiales, se ha expresado la satisfacción por las buenas relaciones bilaterales existentes (entre la Santa Sede y Croacia) y la intención de desarrollar en el futuro la colaboración".
Tanto Croacia como Bosnia y Herzegovina son dos países de la península de los Balcanes, sudeste del continente europeo, que se independizaron de la antigua Yugoslavia. Croacia, estado miembro de la Unión Europea, lo hizo en 1991 y Bosnia y Herzegovina en 1992, después de una sangrienta guerra.
Bosnia y Herzegovina es un país que engloba a una gran variedad de grupos nacionales articulados en dos realidades políticas. Por un lado, está la Federación de los Bosnios y Croatas, y, por otro lado, la República Srpska, de población mayoritariamente serbia.
El país también cuenta con una profunda división religiosa. El grupo nacional de bosnios son musulmanes, los croatas católicos y los serbios ortodoxos.
Durante la guerra de Bosnia y Herzegovina, 1992-1995, se produjeron combates entre estos diferentes grupos con episodios de limpieza étnica, como la masacre de Srebrenica, donde fallecieron cerca de 10 mil personas.
En total, el conflicto produjo alrededor de 100 mil muertos y se alcanzó la paz en virtud de los acuerdos de Dayton en 1995, que consagraron la peculiar estructura actual del país.
Ahora, 26 años después de aquel acuerdo de paz, la división vuelve a amenazar la viabilidad del estado bosnio y la paz entre bosnios, croatas y serbios.
La República Srpska, de identidad serbia, amenazó recientemente con sus planes de retirarse de las instituciones bosnias y de afianzar la soberanía serbia dentro del Estado Bosnio.
En la práctica, eso supondría una independencia unilateral de facto de consecuencias imprevisibles.