Al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Líbano, Naji Abi Assi, el Papa Juan Pablo II destacó la necesidad de reforzar el papel de la ONU para garantizar la paz mundial.
En su discurso, el Pontífice recordó que frente a la actual situación internacional “la Santa Sede no cesa de abogar por un regreso a la estabilidad y al orden internacional, gracias al reconocimiento del papel regulador de los organismos internacionales, especialmente la Organización de las Naciones Unidas, y al fortalecimiento de sus medios de decisión y de acción, para reducir los focos de tensión y garantizar la paz”.
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Refiriéndose luego a la posición estratégica del Líbano en el Oriente Medio, el Santo Padre pidió que la comunidad internacional asuma sus responsabilidades e invite a las partes en causa, en primer lugar a los israelíes y palestinos, “a renovar el diálogo sin demora y a buscar los medios para poner fin al ciclo infernal de violencia recíproca”. No existirá una paz duradera en Oriente Medio, continuó, si falta “coraje político, sin la firme determinación de reconocer los derechos de cada uno, incluidos los del adversario, para emprender el camino de la paz respetando la justicia, si no se recurre al perdón mutuo para sanar las terribles heridas de la violencia mutua”.
“¡Que todos los responsables políticos escuchen este llamamiento para trabajar activamente y sin retrasos en la renovación de sus compromisos, al servicio del restablecimiento tan esperado de la paz!”, exclamó.
El Papa concluyó alentando a los católicos de diferentes ritos del Líbano “a trabajar juntos al servicio de la comunión y a seguir el camino de la unidad con los hermanos de otras confesiones”.
diálogo interreligioso con los musulmanes